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ndrés Alcides Foño Mesquida tardó varios minutos en entender que el tribunal de la Sala I en lo Criminal de Paraná acababa de absolverlo de culpa y cargo del delito de Homicidio simple que tuvo como víctima a Daniel Damián Capiaqui, porque consideró que actuó dentro de la justificación de Legítima defensa. El joven de 21 años escuchó junto a su abogado Leandro Ríos la parte resolutiva de la sentencia con evidente nerviosismo. El gesto grave y tenso con que siguió todo el debate recién se distendió un poco en una sonrisa, cuando Ríos le tendió la mano y se abrazaron porque todo había terminado. Mesquida declaró con seguridad en el debate que “el gesto que hice fue en mi defensa”, o “yo defendí a mi hermano”, o “yo no creo que haya venido a saludarme” en referencia a las circunstancias en que, la madrugada del 5 de febrero de 2006, hirió con un cuchillo a Capiaqui, quien lo corrió y le arrojó una botella luego de que un grupo de jóvenes que estaba en la esquina de Belgrano y Chacabuco lo insultó cuando pasaba en bicicleta llevando a su hermano. En la etapa de los alegatos, el fiscal de Cámara Juan Carlos Almada había solicitado la pena de cuatro años de prisión porque entendió que la conducta de Mesquida cabía en la figura de Exceso en la legítima defensa; mientras que el defensor reclamó la absolución porque consideró que actuó en defensa propia. La sentencia a la que arribó el jurado –integrado por José María Chemez, Ricardo González y Daniel Perotti–incluyó la remisión de los testimonios de dos familiares de Mesquida – los hermanos Irene Noemí Godoy y José Leónidas Godoy– al juez de Instrucción de La Paz para que se investigue la posible comisión de delitos de acción pública que se habrían cometido en esa jurisdicción cuando comenzó a instruirse la causa. En ese sentido, los hermanos reconocieron ante el tribunal que en aquella instancia mintieron aconsejados por un abogado de La Paz, quien los convenció de que era lo mejor para Mesquida. Así, sostuvieron que la noche del 4 de febrero de 2006 estuvieron en la casa de la abuela del imputado en una reunión familiar, cuando en realidad la misma se realizó en la casa de su padre, José Darío Godoy, de donde Mesquida y su hermano se retiraron la madrugada del día siguiente cuando ocurrió el hecho. Los hermanos explicaron que un abogado de La Paz “de apellido Jaime” les aconsejó mentir para beneficiar al imputado. La chica recordó: “Nos dijo que declaremos que la reunión fue en la casa de la abuela (de Mesquida) porque decía que era lo mejor para él. Nos enseñó a decir eso”. En el debate oral y público, los testigos fueron advertidos por el tribunal de las consecuencias penales de tal proceder, quienes reconocieron la situación y sostuvieron: “Pensamos bien las cosas después de que declaramos, nos enseñó mal, dijimos mentiras, nos enseñó mal”. Las circunstancias en que Capiaqui resultó herido con un cuchillo de 25 centímetros de hoja tienen que ver con las condiciones de vida en barrio Fátima en Santa Elena, lugar considerado conflictivo por todos los testigos que prestaron testimonio; incluso Diego Raúl Abdala, que era el jefe de la comisaría cuando ocurrió el hecho, fue coincidente con los testigos civiles. Todos señalaron que en el barrio operan grupos de jóvenes que cobran peaje a los ciudadanos para poder pasar por calle Belgrano, la única arteria asfaltada del populoso barrio, además de molestar e insultar a los transeúntes. En ese sentido, dos hombres relataron que, cada uno a su tiempo, fueron apedreados y apuñalados por integrantes de este grupo que se dedica a cobrar peaje a peatones, ciclistas y automovilistas. (Fuente: UNO)