Viernes 04 de julio de 2008
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Policiales
Piden prisión perpetua para el acusado de incendio criminal
El martes 8 a las 12 la Sala II de la Cámara del Crimen decidirá si condena a prisión perpetua o no a José Luis Freccero, el hombre acusado de Homicidio agravado por alevosía. El abogado reclamó la inimputabilidad.

A

yer, desde las 16 y hasta las 20.30 se avanzó con la etapa de los alegatos donde el querellante particular Marcos Rodríguez Allende y la fiscal Cecilia Goyeneche reclamaron al tribunal la máxima pena por entender que el acusado fue responsable del hecho intencional el 19 de mayo de 2007 que determinó que falleciera un niño de 4 años y cuatro personas más resultaran con lesiones graves a causa del incendio que destruyó una precaria vivienda en San Benito. Por su parte, el abogado defensor José Iparraguirre entendió que estaba todo para declarar a Freccero inimputable del hecho o en subsidiaria se lo condenara solamente por Homicidio culposo y Tentativa de homicidio culposo. Coincidencias Tanto Rodríguez Allende como Goyeneche emprendieron un prolijo camino de detalles y circunstancias avaladas por pericias y testimonios que, a su criterio, consideraron contundentes para marcar la responsabilidad de Freccero en el tremendo hecho que le costó la vida a un menor y le produjo lesiones de por vida a dos hermanitos, a la madre Carla Leiva y el padre Fabián Yanez. Tanto los acusadores públicos como los privados hicieron hincapié en forma minuciosa de los testimonios de las víctimas que quedaron vivas y de los vecinos, que comprometieron seriamente al acusado. Se hizo notar con fuerza en sus palabras que está plenamente confirmado que Freccero actuó y pergeñó el acto homicida. Basándose en los informes de los Bomberos Zapadores se advirtió que el incendio fue intencional y que hubo medidas complementarias que llevaron a que la casa con las llamas se transformaran en una trampa mortal. Rodríguez Allende y Goyeneche marcaron con ahínco que el acusado actuó sin los efectos de la amnesia o la ingesta de alcohol. Se entendió que más allá de que el acusado pretendió hacer creer que no tenía dominio de sus acciones, los vecinos y las víctimas dan cuenta de que hizo todo con una ajustada premeditación y dolo. “No sólo que se bañó al regresar del incendio, sino que cuando la Policía lo fue a buscar dijo que él no era la persona que estaban buscando”, aseguró Rodríguez Allende. En esa misma idea, Goyeneche consideró que los relatos de las víctimas son reales, congruentes y categóricos a la hora de demostrar la culpabilidad de Freccero. Mientras el pedido de condena se hacía efectivo, el acusado miraba siempre fijo hacia la pared y casi sin producir movimientos, sólo atinó a restregarse los ojos y ver la hora cada tanto. Cada vez que se produjo un cuarto intermedio, el procesado, con un traje de media estación, salía a los pasillos a fumar rápidamente un cigarrillo. En el recinto sólo se encontraban periodistas, policías, Carla Leiva y otros familiares directos que con suaves exclamaciones y susurros dejaban entrever su agrado o disconformismo con los alegatos de las partes. La querella pidió, al igual que la fiscal de cámara, el delito de Homicidio agravado por Alevosía y Tentativa cuádruple de homicidio, pena para lo cual sólo se contempla la prisión perpetua. Con posterioridad Alberto Silva Velasco adhirió al pedido formulado. Inimputabilidad Con posterioridad fue el turno de Iparraguirre, quien pese a estar un tanto contrariado por el tenor de la condena reclamada por las acusaciones, comenzó a construir un alegato con esforzada inteligencia para llegar a la conclusión de pedir la inimputabilidad de Freccero por entender que el hombre actuó bajo los efectos de una personalidad psicopática. Basándose en pericias oficiales, entendió que las profesionales dictaminaron que el acusado actuó bajo los efectos de un trastorno de personalidad que tuvo como origen el odio declarado hacia Fabián Yanez. En esa teoría, Freccero perdió el control de sus actos por la crisis nerviosa. Sin embargo, el letrado dijo que si el tribunal, compuesto por Jorge Barbagelata, Héctor Vilarrodona y Raúl Herzovich entendía que había responsabilidad se debía tener en cuenta que el hombre nunca tuvo intenciones de matar a nadie, sino de avanzar con una nueva amenaza. “El problema fue la estufa eléctrica, que posiblemente sufrió un desperfecto por el ingreso violento de Freccero y esto determinó el inicio del incendio que no se produjo por la acción de mi defendido”, sostuvo Iparraguirre. Rebatió los informes de los Zapadores y puso en dudas las declaraciones de algunas víctimas, por lo que en esa idea pidió que se lo condenara por el Homicidio culposo y la Tentativa de homicidio culposo. Disculpas Al finalizar la jornada, Freccero dijo sus últimas palabras: “Pido disculpas por lo que pude haber hecho y si tengo que pagar no habrá problemas. Hay una vida que no se recuperará más”. En este sentido, mirando para todos lados, afirmó: ”Un caballo o mil no le devolverá la vida al chiquito“. Mientras eso ocurría, Carla Leiva y su madre con lágrimas gritaron ”que se pudra en la cárcel, ya que lo único que le corresponde en la perpetua“. Fuente: Diario UNO
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