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ara el legislador “se emprendan tareas concretas y estratégicas de rescate y fortalecimiento de los mismos”; al tiempo que aseguró que producto de esa desidia muchos ya han desaparecido por lo que “urge evitar más éxodos y ello no se logra declamando. Se logra llevando escuelas, haciendo promociones impositivas para atraer inversiones y con nuevos servicios”. Según el legislador, “este tipo de poblaciones tendrán un gran rol en el futuro de la provincia”, por lo que se debe apostar a ellas. “Estamos convencidos que con salud, caminos, educación, trabajo genuino y servicios, esa gente se va a quedar. Sabemos que es una inversión a largo plazo, pero que debe emprenderse de inmediato. Si se direccionaran inversiones y si podemos reflotar un sistema ferroviario federal, el apoyo a la sustentabilidad de las pequeñas poblaciones rurales estaría más cerca”. Para Martínez Garbino el rescate y fortalecimiento de las poblaciones rurales cobra un sentido de alto valor estratégico. “En las permanentes recorridas realizadas por la provincia, hemos podido advertir que existe mucho talento y mucha capacidad para desarrollar distintas alternativas. Sólo tenemos que potenciarlas, brindarle servicios y crear las condiciones para que los proyectos y las iniciativas puedan plasmarse en la realidad”, afirmó en un comunicado enviado a INFORME DIGITAL. Por último, destacó que no es descabellado, ni mucho menos, que en un tiempo más la gente comience a emigrar desde las ciudades hacia zonas escasamente pobladas, como estos pueblos, a los efectos de buscar una mejor calidad de vida, tranquilidad y seguridad. “Pero para que esto suceda, tenemos que empezar a generar las condiciones propicias para este éxodo urbano. Y en esto debemos ser sinceros; ello no ocurrirá si no podemos llevar a los pueblos servicios, caminos e infraestructura básica para el normal desenvolvimiento de la vida cotidiana”, aseguró. Se agudiza el éxodo rural Algunos datos ilustran este estado de cosas. Según la ONG “Recuperación Social de Poblados Nacionales que Desaparecen” (Responde), en Entre Ríos la lista de poblados en riesgo de desaparición llega a 17, diseminados en distintos rincones de la provincia. Pero hay otros en situación más crítica: son los tildados con la sigla NF (no figura). Los pueblos identificados como NF son pueblos que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) ya no registró en su Censo de 2001, por la insignificante cantidad de habitantes. Para Martínez Garbino no hay causas únicas que expliquen el éxodo y despoblamiento rural en la provincia: “en 1960 la población de Entre Ríos se repartía en partes casi iguales entre el campo y la ciudad: en el área urbana habitaba el 49,5 %, y en la zona rural, el 50,5 %. Pero dos décadas después la situación comenzó a virar drásticamente, y se pasó a un 68,8 % de personas ocupando franjas de terreno en áreas urbanas, y apenas un 31,2 % en el campo; aunque el cambio mayor ocurría en la década de 1990: 77,4 y 22,6 %, respectivamente, para llegar a 2001 con 949.250 entrerrianos en áreas urbanas (82 %) y 208.897 habitando el campo (18 %)”. Es decir que en dos décadas casi 100 mil personas (aproximadamente el 10 % de la población de la provincia) emigraron del campo a la ciudad. Claro que además de movilidad de población hubo un cambio cualitativo: se registró un envejecimiento de los habitantes de esas pequeñas localidades. En la visión de Martínez Garbino el riesgo de desaparecer esta latente en muchos pueblos. “Sus pobladores abandonan el lugar en busca de un futuro mejor en las ciudades y solo encuentra desarraigo y marginalidad; ya que una fracción importante se ubican en asentamientos que no reúnen las condiciones mínimas. Como ya dijimos, esta inmigración se debe principalmente a la falta de proyectos, de servicios mínimos como la electricidad y los adolescentes que pueden se alejan a continuar sus estudios en otros pueblos; debido que solo hay escuela primaria. Las personas que se alejaron del pueblo no volvieron por la desesperanza que el pueblo dejara de existir algún día o por orgullo de no demostrar a sus amigos que en la ciudad que se encuentran ahora, no era el sueño buscado y que en su pueblo triste y olvidado estarían mejor y sin perder sus raíces”. Asimismo, este mal no sólo aqueja a Entre Ríos. Hay en Argentina más de 800 poblados rurales en riesgo de desaparecer: noventa ya no están, y 602 se encuentran en peligro y tienen una tasa de crecimiento muy baja. “La situación de las personas que viven en estas comunidades no está en la agenda política y es escasa en la mediática. Esta Argentina, que no sale en los noticieros, ni es letra del discurso político, es tan real como las de las grandes ciudades, pero está herida de muerte. Y de todos nosotros depende que siga viviendo”, puntualizó. Por último, señaló que debe apreciarse que “de persistir este sistema de retenciones impuesto por el gobierno nacional, se le estaría dando un nuevo golpe a las ya pocas esperanzas y posibilidades que hoy mantienen estos pueblos de seguir existiendo. En estos casos, por ejemplo, vemos la miopía de un gobierno que sólo saca cuentas, pero no se detiene un segundo a ver el abanico de cuestiones que se relacionan con este sistema cada vez más perverso”, finalizó.