L
a estancia La Candelaria, propiedad de Alfonso Goette, sigue siendo escenario de procedimientos tendientes a recoger elementos que permitan arribar al esclarecimiento de la desaparición de la familia Gil, vista con certeza por última vez el 13 de enero de 2002. La investigación se centra en el campo ubicado a unos cuatro kilómetros del cruce de las rutas provinciales 32 y 6, a unos 10 kilómetros de Viale, con aparatos y elementos de última tecnología que permiten detectar tierra removida y descubrir rastros de sangre a pesar del paso del tiempo. Al respecto, el abogado Guillermo Vartorelli, representante legal de Otto Gil, hermano del desaparecido José Rubén Mencho Gil, adelantó que se ha extendido el plazo que inicialmente se había previsto para la búsqueda en el campo donde habitaba la familia, al menos hasta el 30 de septiembre. “Se están llevando a cabo numerosas tareas de búsqueda de parte de la Policía provincial y del cuerpo de Bomberos, fundamentalmente en algunos pozos que se han detectado en la zona y que es necesario revisar minuciosamente”, dijo el profesional. Acerca de aparentes manchas de sangre halladas en la vivienda, aclaró: “demandará un tiempo conocer los resultados”. La marcha de la investigación El juez de instrucción, Sebastián Gallino, dispuso, tras varios años, profundizar la investigación en la estancia con el fin de confirmar o descartar la hipótesis de que se trate de un grave hecho de sangre iniciado con una desaparición forzada y violenta. En esta oportunidad, se inició la búsqueda de vestigios de sangre o tejidos humano en el lugar. Para ello se utilizaron elementos de alta tecnología que rastrean, pese al paso del tiempo, el suelo con sistemas computarizados tendientes a determinar la existencia de restos óseos. Además, se produjo la aplicación en distintos lugares del campo y la casa de un reactivo químico llamado Luminol que tiene la facultad de detectar restos de sangre. Allegados a la investigación policial y judicial confirmaron que luego de la aplicación del reactivo químico se ubicó en el piso de la casa donde vivía la familia desaparecida, restos de manchas que podrían llegar a ser de sangre. La casa, a pesar de haber sido pintada, no fue obstáculo para ubicar las manchas que ahora serán enviadas al Laboratorio de Genética de los tribunales de Paraná. Allí o en otro centro de alta complejidad, como el de La Plata, serán analizados para tratar de determinar el ADN y cotejarlos con los de los integrantes de la familia Gil. Se aclaró que los rastros de sangre, fueron extraídos a través de hisopados de algodón que se practicaron en la zona donde una vez detectados los restos que a simple vista no se observaban. Se sabe que la familia Gil fue vista por última vez el 14 de enero del año 2002, después de ir a un velatorio. Desde ese momento José Rubén Mencho Gil, de 56 años, su esposa Norma Gallego de 26 y de sus cuatro hijos nunca más fueron vistos. Pese a que el dueño de la estancia, Alfonso Goette, sostuvo la idea que se pudieron haber ido de modo voluntario, los familiares de los Gil no confiaron en las palabras del dueño del campo.