M

aría Lujan Telpuk dijo haber revisado “todas” las maletas. ¿O todas las que pasaron delante de sus ojos? La declaración de Antonini sumó ahora un nuevo objeto de investigación: verificar que había dos valijas más. Hasta el juicio en Miami, la posibilidad de que hubiera otras valijas con dinero en el Cessna Citation que trajo desde Caracas a Buenos Aires a Alejandro Antonini, Claudio Uberti y otros funcionarios argentinos y venezolanos era apenas un rumor malintencionado. Pero con la declaración de ayer de Antonini en Estados Unidos, la justicia argentina sumó ahora otro nuevo objeto de investigación: verificar si es cierto –como dijo el venezolano– que había dos valijas más que no pasaron por el escáner y que llevaban dentro alrededor de cinco millones de dólares. La pregunta es, ¿es posible que parte del equipaje no haya sido controlado? Las declaraciones que constan en el expediente que instruye el juez Daniel Petrone y el croquis de la terminal sur indican que sí. Los aviones privados aterrizan en una zona exclusiva del Aeroparque, muy lejana a la terminal comercial de donde salen y llegan los aviones de líneas aéreas. En su declaración, Jorge Lamastra, el oficial de Aduana que estaba a cargo del área donde aterrizó el Cessna Citarion la noche del 4 de agosto a las 2.45, dijo que hizo un control selectivo del equipaje, tal como prevé el Código Aduanero. Esto quiere decir que, al no haber semáforos como en los vuelos comerciales, lo hizo a dedo. A la hora de revisar, eligió algunas valijas y otras no. María Luján Telpuk, la oficial de la Policia de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que descubrió la valija con los 800 mil dólares, aclaró en la Justicia que ella pidió que le pasaran el equipaje y que todas las valijas atravesaron el escáner. La pregunta otra vez: ¿Pero le pasaron todo el equipaje? De acuerdo con lo que dijo Lamastra, se hizo una selección, como se suponía que debía hacerlo la Aduana. Así, lo que queda claro es que Telpuk controló todo lo que pasó delante de sus ojos, pero la arquitectura del lugar y la selección del equipaje que hizo Lamastra pueden haberle hecho perder algunos detalles. Para explicarlo es importante conocer las funciones de cada uno: la Aduana se ocupa del control de la mercadería que se importa o exporta, mientras que la PSA efectúa un control exhaustivo de la mercadería que va a ingresar a un vuelo. Esto es así porque su objetivo es garantizar la seguridad en los aeropuertos y en vuelo. A tal punto esto es así que en el caso de la Terminal Sur, el escáner, que es de la PSA, está justamente en el tramo de ingreso a pista, es decir, en el tramo que atraviesan los pasajeros en los vuelos de salida (ver croquis). Por ese motivo, para un pasajero que sale de Buenos Aires es imposible evitar el escáner. Sin embargo, para uno que ingresa es totalmente viable. Hay un pasillo largo y directo –afuera de la mirada de Telpuk– que comunica el ingreso a la terminal con un hall que da a un salón más grande y luego a la salida. Hoy, cuando declare ante Petrone, la oficial de la PSA podrá explicar si vio todas las valijas o, simplemente, todas las que pasaron delante de sus ojos. (Crítica de la Argentina)