Domingo 28 de diciembre de 2008
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Interés general
La red del vómito
Instrucciones para vomitar, carreras de adelgazamiento y trucos para que la familia no se entere de nada. La anorexia y la bulimia son promocionadas en sitios que en el último año crecieron casi un 500 por ciento.
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C

onsumidas por el mercado, Ana y Mía se agigantan en la impunidad cibernética, donde cada vez más adeptos les rinden tributo con rezos, alabanzas y oraciones, a través de innumerables blogs. La anorexia nerviosa y la bulimia, camufladas en sus nombres artísticos, tienen en la web sus sitios de encuentro y propagación con miles y miles de adolescentes de la Argentina y de cada rincón donde la globalización fecundó el óvulo de la industria de la moda, la vorágine del consumo y la cultura de la imagen. La primera encuesta que se lee en una de las páginas pro-Ana y Mía requiere una opinión, pero no respecto de su contenido, sino de su apariencia. De eso se trata. Según un gráfico, el blog resulta “Súper” para 2485 visitantes, muchos de los cuales han de padecer precisamente la distorsión psicológica de su propia imagen y la pérdida de la percepción de su propio peso. Guiando hacia abajo el texto, aparece la segunda encuesta, y los escalofríos. “¿Te gusta que se noten tus huesitos? ¿Cuáles?” Las opciones son “La clavícula”, “Los de la espalda”, “Las costillas”, o “Los de la cadera”, que encabezan la lista con 2703 votos. Se trata de un blog, apenas uno, de los miles que fomentan la bulimia y la anorexia, en una arenga avasallante que reclama caminar por esa senda hasta la muerte, reivindicando las patologías y “nuestro estilo de vida”. Un estudio realizado por la consultora europea Optenet, a partir de más de 3 millones de páginas web seleccionadas de modo aleatorio, indica que los sitios que más crecieron son los que ofrecen trucos y secretos para anas y mías, que aumentaron un 470 por ciento en un año. Viviana Pizarro, directora del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA), asegura que “los blogs son terribles, porque si bien las personas que llegan a desarrollar una patología tienen una predisposición genética, de este modo la idea está mucho más al alcance de la mano”. Las primeras páginas pro-bulimia y anorexia surgieron en inglés, hace unos 15 años, y posteriormente en Barcelona nacieron las más fuertes en Español. Mabel Bello, fundadora y directora médica de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), considera que “los americanos crearon una industria del adelgazamiento que debería ser vigilada. Hay publicidades comerciales que son una incitación a la enfermedad, como los blogs, pero como no hay una legislación al respecto, ahí se alaban a famosas anoréxicas y hasta se hacen campeonatos para adelgazar. Es patético”. Campeonatos no es un modo de decir. La enorme creatividad puesta al servicio de Ana y Mía deriva en una convocatoria virtual a “La Carrera”. Con fotos actuales, acompañadas de datos personales, las participantes compiten en períodos de dos semanas para determinar cuál adelgaza más kilos. Se establece un peso de largada y un peso de llegada, antes del cierre de la inscripción. “Anas y mías hablan de un derecho a la delgadez, y lo celebran como un estado de gracia –-explica Bello–, convocando a otras personas. Dicen que así como podés ser gay, podés ser Ana o Mía, pero la diferencia es que éstas son enfermedades y, entonces, es una locura.” Resultan irreproducibles los foros entre los usuarios de los blogs por la precisión de los “tips”, consejos tenebrosos carentes de todo fundamento científico, para purgarse, eludir el hambre y engañar a los familiares. Además, los sitios funcionan como centros de descarga para vomitar en la web: “¡Me da bronca que me quieran engordar!”, escribe una chica, impotente frente a un horizonte imposible que cada vez se aleja más. “La anoréxica está marginada y cree que siendo flaca podrá triunfar –asevera Bello–. Pero yo nunca conocí a una anoréxica feliz, porque nunca alcanzan su meta. Chicas de 23 kilos están convencidas de que son gordas.” Una de las razones del crecimiento de la temática en Internet se desprende de uno de los tips de Ana: “Crea tu propio diario online, para subir ahí todo lo que comes y avergonzarte si eres una cerda”. No obstante, la mayoría de los blogs, lejos de ruborizarse, exhiben un rechazo por la comida que genera fascinación en adolescentes obesas, como lo explica la psicóloga Soledad Catalano, de la Clínica Cormillot. “Una nena con sobrepeso me confesó que admiraba a esas chicas, porque ella no podía restringirse. Luego de ver los blogs, dijo que le gustaría ser bulímica y, en plena construcción de la identidad, es muy duro remover esas creencias.” Duro resulta lidiar con los patrones culturales instalados y desparramados por el mundo, con el alcance de Internet. “Después de la Argentina y Estados Unidos, en trastornos alimentarios está Japón –remarca Bello–, donde antes la cultura oriental exhibía cuerpos distintos y hoy se expandieron la bulimia y la anorexia por los intereses comerciales. Con tantas mujeres que quieren ser eternamente jóvenes, hay un gran aumento de cirugías y más gastos en belleza. Es la materialización del consumo. Y si esto no cambia, va a matar a muchas personas más.” La muerte por trastornos alimentarios no tiene mucha prensa, puesto que la causa del deceso en una guardia se asienta como paro cardiorrespiratorio, pero la estadística marca que pierden la vida 3 de cada 10 anoréxicas, y un alto porcentaje indefinido apenas sobrevive. La sensibilidad, entre olas de histrionismo y sarcasmo, sólo se percibe en un aparente reparo de algunos blogs: “Si sos menor de 15 años, este sitio no es para ti”, alerta un cartel de stop, que bien puede funcionar como una jerarquización del grupo de pertenencia, similar al código de las barras de fútbol o de los grupos de las plazas, cuya estructura vertical se jacta de cierta valentía y propone algún derecho de piso a los novatos: “Aquí no se incita a nadie a convertirse en algo que no es, ya que esto no se elige, ni es un juego. Es algo que está en tu mente distorsionada. Si querés bajar 5 kilos que te molestan, andá a un nutricionista. Nadie quiere que se le caigan las uñas y los cabellos, ni odiarse por ser lo que es. No digas que no te lo advertí”. La provocación y la invitación permanente desde el ciberespacio conducen a resistir hasta la sensación de desmayo, que varias confiesan gratificante. “Con dos minutos de televisión, ya se advierte que los ideales de belleza y éxito están ligados a la delgadez. Aunque sea una enfermedad que depende de diferentes factores, genéticos, culturales y hereditarios, muchas chicas entran en el círculo vicioso a partir de los blogs. Por eso, debería haber mayor control”, sugiere Catalano. Un televisor, una computadora o alguna revista basta como espermatozoide para fecundar anas y mías, si son fértiles para estructurar la patología. En una comunidad aborigen de Neuquén se detectó anorexia en la hija de un cacique que sólo había tenido contacto con algunas publicaciones de moda y se había propuesto adelgazar como fuera. Y tampoco es un fenómeno que responda netamente a una cuestión generacional. “Vienen nenes de 3 años que se meten los dedos en la garganta o se estiran la piel del estómago y dicen que están gordos, porque ven a sus madres. Este año, más que nunca, han venido muchos hijos preocupados por los padres. Y el caso más impresionante que tratamos fue el de una mujer que medía 1,78 y pesaba 23 kilos, a los 45 años. Era un esqueleto forrado”, afirma Bello. Como en un programa de capacitación, existe en algunos blogs una tabla de útiles, compuesta por la calculadora de calorías quemadas, el medidor del Indice de Masa Corporal y la tabla de calorías. “Cuando el IMC es menor a 18, hay desnutrición. Hoy la sociedad protege y produce estas enfermedades, que son una respuesta biológica a una falta de adaptación, porque hay un marketing del cuerpo delgado que hace vender productos y gastar poca tela, al costo de marginar a la juventud. Pareciera ser que la raza humana ha descubierto que hay demasiada gente y se ha despreocupado del futuro”, destaca la fundadora de Aluba. En la guerra de guerrillas virtual por acaparar los espacios de concientización, el sitio anay mia.com quedó en manos de quienes pretenden luchar contra quienes llaman “Princesas” a las enfermas, pero el mano a mano en la web no parece un contrapeso sólido al bombardeo mediático. La raíz está demasiado profunda, como señala Pizarro: “Hace falta modificar cuestiones sociales, porque hay importantes intereses económicos en torno de la industria dietética. Por eso, hay que apuntar a desarrollar un espíritu crítico, que les permita a las chicas no comprar todo lo que les venden”. Obstáculos para la felicidad y para esa lucha nutricional, psíquica, familiar, individual y social, brotan desde los blogs, uno de los cuales reza que “la comida es como el arte, porque existe sólo para mirarla”. Un poco más abajo, en la portada del mismo sitio, alguien celebra que “hace 4 días sólo tomo café con leche”. Y a la cabeza del foro, sobre la plataforma del mismo modelo que mata de hambre a millones de niños por año, se asoma un mensaje del 24 de diciembre, a las 16.05: “Mi casa está repleta de bombones, turrones, chocolates... Quiero llorar”.
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