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inalmente, desconociendo el debate del Consejo Consultivo de la víspera e incumpliendo la palabra que había comprometido a dos Responsables de Carrera (Ciencias Sociales y Filosofía) la Rectora de la Uader echó al Decano Máximo Chaparro. En la discusión del Consejo Consultivo quedó claro que una ola de rumores discriminatorios al pensamiento filosófico del decano llegó a oidos de la Rectora. Incluso la propia Secretaria de Investigación de la facultad, con mucha honestidad por cierto, afirmó que enterada de las críticas públicas que se le habían imputado al decano llevó su preocupación a la Rectora. Recordemos que a partir de un panel de presentación de un libro en la Facultad de Trabajo Social de la Uner, uno de los panelistas había hecho referencia a los grupos ideológicos en pugna en aquellos tempestuosos años 70, señalando a Máximo Chaparro como inspirador del grupo antagónico al que pertenecían en aquel tiempo. Afirmación que suscitó una serie de rumores y que llevó a algunos a montar, vía e-mail, una campaña de difamación, incluso afirmando que Chaparro había colaborado con la dictadura militar (acusación, cabe aclarar que Miguel Pita protagonista de aquellos años desmintió categóricamente). Esta campaña llevó a un grupo de docentes y funcionarios a pedirle a la Rectora que acelerara la "transición" y le pida la renuncia al decano. Todo esto quedó públicamente claro en la reunión del Consejo Consultivo. Primó en el Consejo Consultivo el espíritu de que nadie puede ser perseguido por sus ideas. El Decano hizo su descargo. Como Responsable de Carrera leí el breve comunicado que emitimos en la reunión del Consejo de Carrera de la antevíspera y por supuestos varios consejeros y miembros de la comunidad educativa brindaron sus pareceres. Lamentablemente, los cambios legítimos de una gestión de intervención se han visto empañados por esta salida intespectiva del decano, rodeada de un conjunto de rumores que atacan el pasado filosófico de Chaparro. Además, debo aclarar, que la propia Rectora en reunión con quien suscribe, con Miguel Pita y Sergio Bergallo, reconoció que Chaparro no podía renunciar envuelto en estos rumores y ella misma propuso llevar su gestión hasta fines de febrero, a la espera del cese de los rumores. Sin embargo, desconociendo el consenso del propio Consejo Consultivo de cesar con los rumores y discriminaciones, y olvidando su reconocimiento de que el Decano no se puede ir envuelto en rumores, la propia Rectora por Resolución hizo cesar al Decano. Reflexionábamos en el Consejo de Carrera de Filosofía y así lo escribimos, que la metodología del cambio de la gestión "embarrada" por la difamación y la discriminación, habilitaba el sentimiento de inseguridad y de temor a posibles persecusiones que puedan suscitarse en el proceso de los concursos ordinarios. Parece claro que detrás de esta campaña existen grupos con pretensiones de poder. Si bien esto es legítimo no puede hacerse a través de los corrillos, la discriminación ideológica y la persecución de la diferencia. Los filósofos sabemos que no se puede señalar una imputación ética a partir del ámbito dianoético. Cuando se traslada la provechosa critica y evaluación de ideas al ambito ético caemos en la persecución. José Luis Sabellotti Responsable de Carrera de Filosofía