S
egún el colega: “no tengo enemigos como para que efectivicen tan artero atentado contra la propiedad privada. Considero que es obra de algunos chicos trastornados por el alcohol o la droga. Vecinos de la zona me dijeron que escucharon a un grupo de revoltosos y de hecho el coiffeur Julio César vio violentado el frente de su local”.
El vehículo del redactor del sitio digital de la emisora AM de Paraná, y comentarista especializado de básquet, Francisco Pancho Calderón, estuvo estacionado en Feliciano casi esquina San Martín, o sea, a metros de su hogar, entre las 23 hs. de este viernes 10 y la mañana del sábado 11.
Luego de recibir una llamada del coiffer y estilista Julio César, quien lo advirtió del suceso, se apersonó hasta donde estaba el coche y se encontró con que su Peugeot 405 había sido violentado con una inscripción -mediante pintura blanca tipo de aerosol- “R CAE” a lo largo del costado izquierdo, afectando chapa y cristales.
De inmediato solicitó telefónicamente la presencia de un sumariante policial y a los pocos minutos se apersonó el Subcomisario Pablo César Cabrera quien corroboró los daños del auto junto a personal de la Comisaría 2ª y Criminalística.
Posteriormente, Calderón formalizó la denuncia del caso en la citada Delegación.
“La primera vez”
“Uno, con 45 años, y en ejercicio de una profesión que muchas veces genera críticas o como mínimo puntos de vista contrarios, está acostumbrado a diversas recriminaciones a cargo de hinchas o simpatizantes de tal o cual club sea de Paraná, o en especial cuando viaja acompañando a delegaciones locales. Pero esto es la primera vez que me ocurre y honestamente deseo pensar que nada tiene que ver con mi quehacer cotidiano”, reflexionó el colega de LT 14.
“Tampoco en la faz personal considero haber cosechado enemistades como para que procedan con tanta irracionalidad. En la vida cualquiera puede tener coyunturas litigiosas que se dirimen en los Tribunales Ordinarios, pero destruir propiedad privada es atroz. De corazón, se lo decía al Subcomisario, entiendo que esto es obra de algunas mentes alienadas por el alcohol, las drogas o los nuevos estimulantes que toman en especial los chicos en sus salidas para desinhibirse según ellos y terminan haciendo estragos de diversa índole”, consignó Calderón.
En cuanto a si hubo testigos de esta desgraciada y repudiable coyuntura señaló: “curiosamente hubo solo un par de vecinos que escucharon a un grupo de chicos muy revoltosos. De hecho que el peluquero Julio César también fue víctima de una pedrada en la puerta de su local. En la zona los fines de semana funciona un local cultural en el que suelen haber recitales pero más allá de lo ruidosos que pueden ser jamás se registraron hechos de violencia ni hubo que lamentar estragos en la zona, así que, más allá del ruido molesto que a veces hacen, o los muy elevados decibeles de la música que allí se toca, pienso que no tienen nada que ver con lo ocurrido. En cambio me duele siquiera imaginar que hayan sido un grupo de rugbiers que andaban por el barrio y justamente fueron vistos y escuchados por otros vecinos de calle Sebastián Vázquez. Digo me duele pues, estuve muy vinculado a este deporte gracias a mi padre y tengo muy buenos amigos que lo practicaron y aún lo practican como también conozco varios pibes que antes jugaban al básquet con mi hijo mayor y hoy le hacen a la guinda y guardo enorme aprecio por ellos como estimo que es recíproco. Aparte, tanto se ha dicho de la famosa patota de los rugbiers y me ha calado hondo que ahora me entristece más el solo hecho de tener que pensarlo por la mera casualidad de la leyenda ‘R CAE’. Directamente no lo deseo imaginar y hoy se lo comenté a un ex directivo y compadre de Estudiantes quien se mostró consternado por lo sucedido y solo por prevención trataría de establecer las averiguaciones del caso”.
