E

l proyecto ingresó en la última sesión del Cuerpo deliberativo y es de autoría de la concejal Marcela Ávalos (PJ). Se inspira sobre todo en la práctica de la cetrería como método para espantar las palomas de edificios públicos y particulares. En su última sesión, el Concejo Deliberante de Paraná dio ingreso a un proyecto de ordenanza de la concejal Marcela Ávalos (PJ) que impulsa la creación de un Programa Municipal de Manejo y Vigilancia de Aves, referido sobre todo al control de palomas en la ciudad. La idea surge de la demanda de vecinos, en su mayoría del centro de Paraná, que no saben más que hacer para sacarse de encima a las palomas. Sucede que los dispositivos mecánicos para impedir que las aves se posen en cornisas, molduras o alféizares (malla o red en los lugares donde se suelen asentar las aves; colocación de alambres tensados en barandas o salientes para que las palomas no se queden allí por sentirlos inestables; púas) son muy costosos y el Municipio hasta ahora no ha dado con un método eficaz para ahuyentarlas. Lo que desde el Estado municipal se ha hecho, al menos en los últimos meses, ha sido podar árboles en la Peatonal y en plazas para restringir su hábitat. “En cuanto a los edificios, es responsabilidad de los privados”, había diferenciado en marzo pasado el subsecretario de Gestión y Desarrollo Sustentable, Oscar Misericordia. Pero otra es la mirada desde el Concejo, donde se entiende que la Comuna debe encarar el problema en forma integral ante los graves riesgos para la salud y la arquitectura que entraña la acumulación de excrementos de las palomas. Cetrería El uso de halcones o gavilanes domesticados para la caza es una práctica antiquísima, según se puede leer ya en obras literarias de la Edad Media. Pero en lo que se piensa en este proyecto de ordenanza no es en usar el gavilán para cazar a la paloma sino para ahuyentarla, para espantarla, con el fin de que no se asiente en el centro de la ciudad, adonde han ido a parar, además de la paloma común, las poblaciones de palomas torcazas que han huido de los pesticidas del campo. La Municipalidad de Santa Fe ha estado ensayando un mecanismo para ahuyentarlas mediante un plan disuasivo, sin impacto ambiental. Por ejemplo, “a través de dos gavilanes se va a trabajar en diferentes horarios y en distintos días para disuadir y distraer la costumbre” de las palomas de instalarse en el edificio de la Municipalidad. La sola presencia de los gavilanes logra que con sus vuelos se pueda espantar a las palomas. “La cetrería en control de fauna es disuasiva, porque uno prepara al pájaro para que se realicen la mayor cantidad de vuelos infructuosos ya que nosotros le suministramos el alimento”, aclaró el titular de Medio Ambiente de Santa Fe. Es decir, el ave rapaz no se come a la paloma sino que la espanta. Palomar Pero advierten los especialistas en manejo de aves para proteger los cultivos (en la página web del INTA Paraná se citan trabajos sobre el problema en los campos) que “la eficacia del ahuyentamiento o espantado estará fuertemente condicionada por varios factores, entre los que se incluye la presión de alimentación de las aves”. Por ejemplo, “si no hay comida alternativa cercana, cualquier estrategia de ahuyentamiento que se intente en el lote tendrá poca efectividad o, incluso, fracasará por completo. Por ello, esta técnica suele combinarse con el desvío de las aves hacia otras áreas, como cultivos trampa, cebaderos, para incrementar la efectividad”. La concejal que presentó el Programa de Manejo de Aves en la ciudad quizá tenía esto en mente y propuso también la instalación de un palomar en un lugar de la ciudad -que se elija con arreglo a estudios particulares- para que las aves espantadas por los gavilanes vayan aquerenciándose en él. “Considero que lo mejor para disuadirlas, y que no tiene impacto ambiental, son las aves rapaces. Se utilizan ya en las ciudades con alta efectividad. Pero se debe evaluar la factibilidad del emplazamiento de un palomar, previo estudio de impacto, donde la Secretaría de Medio Ambiente lo decida, para trasladarlas allí. Luego, se tendrían que realizar monitoreos periódicos para evaluar su efectividad”, señaló la concejal Ávalos en diálogo con esta Hoja, e informó: “He hablado con el secretario de Medio Ambiente (Ricardo Goñi), estaba en conocimiento de este sistema y no le pareció mal”. “Recibí varios reclamos de personas con negocios en la Peatonal, de vecinos de las torres que están detrás de Casa de Gobierno y de la Plaza. Las aves ponen en peligro tanto la salud de la población como los edificios, porque los excrementos son además corrosivos”, finalizó diciendo. Investigación Desde hace años universidades y organismos oficiales de Entre Ríos y Santa Fe vienen trabajando en la búsqueda de soluciones alternativas efectivas económicamente y de bajo impacto ambiental para los problemas suscitados por aves en cultivos de la región (palomas, cotorras, patos). “En la provincia de Santa Fe, se está avanzando con gestiones tendientes al uso de aves rapaces (cetrería) como una alternativa más a sumar en esquemas de manejo integrado para protección de los cultivos”, se señala en la página web del INTA Paraná. “Estos esfuerzos responden a un genuino interés de ofrecer a los productores y técnicos de la actividad agropecuaria soluciones efectivas y de bajo costo económico y ambiental”. Justamente, a principios de año, la Comuna santafesina anunció una aplicación urbana de estas investigaciones: informó que empezaría a usar gavilanes para espantar las palomas del centro de la ciudad. Ahora, Paraná al parecer quiere seguir sus pasos. (Fuente: El Diario)