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e la redacción de INFORME DIGITAL Desde 1999 que el radicalismo no obtenía un triunfo en la provincia de Entre Ríos. Tal fue la euforia contenida de triunfo que militantes de la UCR se animaron a desafiar en la cara al peronismo en un terreno que siempre fue defendido hasta las últimas consecuencias por los “compañeros”. El día del cierre de campaña del PJ, frente a la Escuela Eva Perón de Paraná, el gobernador Urribarri había invitado a todos al “festejo frente a Casa de Gobierno” y su candidato en primer término, Raúl Barrandeguy, rompió el molde de parquedad jurídica en su discurso, e invitó a los presentes “a tomarnos algo para festejar”. Nada de esto sucedió. Fueron los militantes del centenario partido que caminaron un par de cuadras desde el Comité Capital de Paraná y se dieron el gusto de hacer cánticos del orden de: “Volveremos…volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser gobierno, como en el ´83”, y más desafiantes como “Un minuto de sileeeeencio, ´pa Urribarri que está muerto”, o “Y ya lo ve, y ya lo ve, es para Busti que lo mira por TV”. Los únicos “tres compañeros” que estaban esperando que llegue la parcialidad oficialista se vieron desbordados por la euforia radical y entraron a pedir prestado algún celular para “avisar al partido para que vengan los muchachos”, pero los muchachos no les respondieron. Lo cual hay que destacarlo como positivo. Uno no imagina en la provincia un peronismo del tipo D`Elía, al que hay que imaginarlo en un futuro de “placero” en algún lugar de Buenos Aires al grito de “esta plaza es mía”. El ex diputado radical Álvaro Guifrey dijo que la movilización era “para resistir la posibilidad de fraude y no podemos dejar que estos atorrantes nos roben la elección”. La referencia de Guifrey era a la demora a ésa hora de los resultados finales del escrutinio. (Eran las 23:00). “En otras elecciones a los 15 minutos estaban los resultados”, se quejó azuzando a la militancia. Unos minutos después Urribarri y Busti admitían públicamente la derrota. El festejo incluyó para finalizar una catarata de fuegos artificiales que alumbraban el frente de la Casa Gris.