U
n joven fue asesinado en la noche del domingo en calle Santa María de Oro, casi llegando a Humberto Primo, en la ciudad de Concordia. La víctima, Alcides “Huevito” Narváez, tenía unos 30 años y sería conocido en el ámbito delictivo. Según versiones extraoficiales, los autores serían “dos hermanos” que “le advirtieron -a Narváez- que no se viniera para este lado -del barrio-”. El occiso vivía a una cuadra del lugar del hecho. El arma que fue hallada sobre su cuerpo sería calibre 22 y hasta el momento no se determinó si es el arma homicida. Según los vecinos del lugar, “fue un solo disparo, en seco, y después no se escuchó más nada”. Una mujer, que sería familiar del occiso, refirió a los gritos: “Le dejó el arma encima, tiene el arma en el pecho” en tanto corría a avisar a los demás. Y efectivamente, cuando el cuerpo fue descubierto por los oficiales de la división de Criminalística, se comprobó que sobre el pecho de la víctima se hallaba, semioculto, por la solapa de la campera, un revólver, de calibre chico, posiblemente 22. No obstante, en ningún momento, alguno de los vecinos dejó deslizar siquiera la hipótesis del suicidio. La historia, aunque bien resguardada por los códigos barriales, sería conocida para la mayoría. Narváez había sido asesinado. En tanto, la policía continuaba trabajando en la reconstrucción del hecho, para determinar a ciencia cierta cuales fueron las causas y los autores del hecho, detrás de las cintas de seguridad, la gente comenzaba a sacar sus propias conclusiones.