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l juez del Juzgado Correccional Nº 1 Pablo Vírgala absolvió de culpa y cargo a Gastón Nardea y Eduardo Buyatti, dos médicos que realizaban sus residencias en el hospital San Martín de Paraná en 2001. El 27 de noviembre de aquel año Marcos Oscar Rodríguez, que al momento del incidente tenía 24 años, falleció en la sala de Traumatología desangrado. Rodríguez había ingresado al nosocomio luego de recibir cuatro disparos de arma de fuego en un enfrentamiento con la Policía. Los médicos comparecieron imputados del delito de Homicidio culposo, y este lunes, ocho años después del hecho, el fiscal de Cámara Juan Carlos Almada solicitó la absolución de culpa y cargo de ambos profesionales porque consideró que los términos de la requisitoria de elevación a juicio no se probaron durante la sustanciación de la causa. Almada realizó un pormenorizado análisis de los cargos por los que se llevó a juicio a los dos médicos, para así tratar de determinar la responsabilidad que les pudo caber en el deceso de Rodríguez. El fiscal, con los distintos elementos que obran en la causa y con los testimonios que se escucharon en esta audiencia, consideró que “no fue el accionar de los imputados lo que produjo la muerte de Rodríguez”. Sin embargo, Almada sostuvo que el deceso del joven sí se produjo como consecuencia de un sock hipovolémico tal como lo señalaron los profesionales del cuerpo médico forense de Tribunales. Descartó así la posibilidad de que el infortunado muchacho haya muerto por una hematoma que presentaba en la cabeza y que la autopsia consignó, ya que el forense explicó que era de vieja data. El fiscal también consideró que los dos médicos, en su condición de residentes estaban imposibilitados de tomar decisiones por sí mismos, tal como los señalaron todos los testigos, tanto médicos como enfermeros, a pesar de que las hojas de ingreso a la Sala de Guardia y la de internación estaban firmadas por ellos. Pero Almada fue más allá y propuso que aun si esto fuera así, el accionar de los profesionales y las decisiones que consignaron en los documentos fueron las indicadas para el tipo de cuadro que presentaba Rodríguez. “Esta medidas eran correctas, no otras”, destacó el fiscal. Sobre la imputación que recayó sobre los médicos y señalaba que no dispusieron la realización de un análisis de control de hematocrito recordó: “Acá se dijo que este control era innecesario”. Lo mismo sostuvo para el cargo que precisaba que no dispusieron la detención de la hemorragia con una medida denominada hemostasia mecánica, que consiste en la visualización y ligadura quirúrgica de vasos lesionados porque no los había. Por último, el fiscal consideró que Rodríguez seguro llegó con la presión baja al nosocomio, ya fuera producto del shock que le causaron los cuatro disparos que recibió y por “la paliza que recibió de la Policía”, lo que hizo que no sangrara; pero luego, tal como lo señaló el médico forense, con la atención que recibió en el nosocomio y con la internación recuperó la volemia, se estabilizó la presión y allí fue cuando se produjo la hemorragia que lo terminó matando. (Fuente: Diario Uno)