E
l doctor Amado Siede a cargo el Juzgado de Instrucción municipal Nº1 aseguró que la multa por no tener el libro de quejas en el comercio es severa. Varía de 100 a 2.000 pesos o incluso puede provocar la clausura del negocio por un año. Sin embargo hasta el día de hoy no se han constatado infracciones en la ciudad. El organismo de Defensa del Consumidor estableció una prórroga para los comerciantes que tengan que buscar el libro de quejas en esa repartición. Según contó el director del área Mario Veloz existen 10 días más para que se acerquen a retirar los libros (ver aparte). De los 12.000 comercios que hay en Paraná, apenas 100 han retirado el libro. Según estimó el director muchos ya cuentan con esta herramienta y otros todavía no han pasado. La ordenanza municipal que establece la necesidad de contar con un libro de quejas data del año 2004. Sin embargo poco se ha controlado. La comuna ahora trabaja en este punto que es vital a la hora de defender los derechos de los consumidores. “Estamos ejecutando inspecciones para asegurarnos de que en los negocios se encuentre el libro de quejas”, dijo Mario Veloz aunque destacó que esa tarea está en manos de la dirección de Inspecciones Comerciales. Las quejas que pueden presentar los consumidores abarcan productos en mal estado, no entregar facturas y anunciar ofertas falsas. Se incluyen los productos vencidos, que son retirados inmediatamente del mercado después de la inspección. Demoras, fallas, atenciones deficientes y otros problemas serán regulados a través de este mecanismo que los vecinos podrán disponer en oficinas de prepagas, telefonía celular, locales de electrodomésticos y supermercados, entre otros. Es obligación El libro de quejas, sugerencias y reclamos es obligatorio en los negocios que cuenten con gran movimiento de público, servicio de atención al cliente o venta de cualquier tipo de productos. Los consumidores tienen que exigir que en cada establecimiento comercial haya un libro de reclamos, en el que puedan manifestar su insatisfacción por algún producto o servicio. La comuna cuenta con una ordenanza que data de hace varios años, pero ahora los inspectores buscan cumplir con se precepto que resguarda los derechos de los consumidores a la hora de reclamar. El libro de quejas es otorgado por la oficina de Defensa del Consumidor de la Ciudad y sometido periódicamente a controles obligatorios para evitar que la queja del consumidor sea en vano. Los consumidores podrán dejar por escrito su reclamo. Y a la vez, los negocios comprendidos dentro de la norma serán controlados por la comuna. Métodos Los comercios que no cuenten con el libro podrán ser apercibidos y hasta clausurados, según la ley nacional 24.240 de Defensa del Consumidor. La ley determina que los libros deberán estar en lugares visibles y contar con folios por triplicado. Una copia será para el usuario, otra para el comercio y otra para la autoridad de aplicación. Se trata de un paso adelante para los consumidores, que van a tener un nuevo instrumento para hacer valer sus derechos. “Si el consumidor deja asentado en el libro de quejas su denuncia es más fácil reclamar en la oficina de Defensa del Consumidor. Quedará como prueba que el cliente pasó por el negocio y se quejó por el servicio o la compra”, dijo Veloz. Un libro con indicaciones La norma no sólo exige la disposición del libro de quejas, sino también la exhibición de una oblea autoadhesiva entregada gratuitamente por el organismo a los responsables del negocio. En ella se enuncian los principales derechos de los consumidores e informa de la existencia del 0800-555-5566 habilitado para evacuar todo tipo de dudas presentadas al efectuar una compra. De esta forma posibilita la intervención telefónica del personal capacitado con el fin de solucionar inconvenientes en el lugar y momento de la adquisición. La denuncia se realiza en la oficina de Inspecciones Comerciales. (Fuente: Diario Uno)