E
n la tarde del domingo ya comenzaron a verse en las calles de la ciudad a los primeros grupos ataviados con las más variadas vestimentas, máscaras y accesorios necesarios para esta convocatoria a la diversión y el encuentro con amigos. El día amaneció gris, con una leve llovizna. Luego se levantó viento sur que bajó la temperatura, despejó las nubes y dejó ver el sol. Contra algunos pronósticos que anunciaron precipitaciones, la noche de ests domingo se presentó como todos anhelaban a la hora de concurrir a la 11ª edición de la Fiesta de Disfraces de Paraná. Fue entonces cuando distintos grupos, adornados con una diversidad de atuendos y accesorios comenzaron a hormiguear por las calles de la ciudad. Fue cuando la fantasía se puso el antifaz. Los más tempraneros, como máscaras sueltas y en improvisadas batucadas, ya se habían dejado ver en el tradicional paseo vespertino por la Costanera del Parque Urquiza. La idea era la misma: hacer una previa y reunirse en algún sitio para luego asistir desde las 21.30 al punto de encuentro y diversión entre amigos. La convocatoria este año tuvo nuevo lugar, en un predio ubicado en la intersección de Avenida Circunvalación y Don Bosco. Allí, los organizadores montaron una infraestructura cubierta con las comodidades necesarias para las propuestas de baile, comidas y recreación para más de 25.000 personas, que era el número de concurrentes que se esperaba. Además, se tenía dispuesto para los asistentes a la fiesta un estacionamiento para aproximadamente 2.500 vehículos, sanitarios y guardarropa. Entre otras alternativas, se levantó una carpa para mayores de 35 años y otra para música electrónica, además de juegos, sorpresas y la posibilidad de participar del concurso del mejor disfraz individual y grupal. (Fuente: El Diario)