Domingo 23 de agosto de 2009
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Paraná
Quieren hacer un gigantesco monumento a Juan Pablo II
La idea es emplazarlo en la parte alta del Nuevo Parque y que se vea desde Santa Fe. Se elevaría 100 metros y se podría usar como mirador, ascendiendo por su interior.
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Donde se encuntra el mástil, iría el monumento al Papa.

E

l proyecto ya tiene un año y medio de presentado, pero ahora el diputado José Cáceres se propone reflotarlo, luego de hablar con el gobernador Sergio Urribarri y con el intendente José Carlos Halle y haber coincidido con ellos respecto a los beneficios que acarrearía a la ciudad. Incluso, el presidente del PJ de Entre Ríos asegura que tiene tras de sí el apoyo del cardenal Estanislao Karlic, con quien se reunirá esta semana. La iniciativa sorprende por su carácter ambicioso. El proyecto de ley que se reimpulsará esta semana prevé la conformación de un jurado que defina el perfil del monumento, pero la intención original es que tenga unos 100 metros de altura y que se asiente en la parte más alta del Nuevo Parque, a un costado del mástil, donde hay unos 50 metros sobre el nivel del río. Esto permitirá que la figura del único papa que visitó Paraná en toda su historia –en el año 1987- sobresalga en la vista que de la ciudad ofrecen las islas sobre la ruta 168, viniendo de Santa Fe. Pero además, la intención es que se pueda aprovechar la construcción para utilizarla como un mirador, al que se ascendería internamente. “Como con la Estatua de la Libertad”, explica Cáceres, sin temor a que la comparación con el ícono de la ciudad de Nueva York suene exagerada. Porque su idea es hacer algo grande, tan grande que “distinga a Paraná” desde el punto de vista turístico y la convierta en “algo así como una meca religiosa” a la que concurran peregrinos no sólo del país, sino también del extranjero. Es que, al pie de la estatua gigante, imagina la apertura de un “parque de la fe”, que no se limite al credo católico “en honor al perfil ecuménico que tuvo el papado de Juan Pablo II”. Esto implicaría: un museo, una biblioteca y un paseo que “ocuparían un par de hectáreas”. La iniciativa El proyecto de Cáceres tuvo ingreso a la Cámara el 26 de diciembre de 2007, pero pasó a comisión y nunca se trató. Dispone la convocatoria a concurso “nacional e internacional” a “todo ciudadano interesado a través de un jurado elegido por el Poder Legislativo para el diseño, creación y escultura del Monumento a Juan Pablo II”. Propone que el Jurado se componga por dos diputados y dos senadores elegidos por las respectivas cámaras y que se curse invitación para integrarlo a Gobernación de la Provincia, Arzobispado, al rector de la Facultad de Artes Visuales dependiente de la Uader, un miembro del Consejo directivo de Uader, UCA, Subsecretaría de Cultura del Gobierno provincial, Intendencia de Paraná, Colegio de Arquitectos, comisiones de amigos de museos, Consejo General de Educación, Conferencia Episcopal Argentina, Presidencia de la Nación y Secretaría de Cultura la Nación. La iniciativa deja que sea el propio jurado el que siente “las bases para la participación de los artistas y el espíritu general de la obra que se pretende” También se dispone la creación de una comisión de financiamiento, integrada por “diputados y miembros de la sociedad civil a designar” para la “recaudación de fondos provenientes de empresas, particulares y organizaciones sociales”. Y la apertura de una cuenta bancaria en la que “se podrá donar dinero de modo anónimo”, aunque prevé en forma periódica la publicación del “listado de empresas, particulares y organizaciones donantes que así lo requieran”. Razones En los fundamentos se afirma que “el rol que le compete a estado y a las autoridades políticas es del de velar por el mutuo respeto y tolerancia a las diversas creencias y cultos, garantizar esa libertad”. Y destaca de Karol Józef Wojtyla “los valores que irradió, las acciones que llevó adelante en un momento de la historia de enormes cambios políticos, reconfiguración de las tensiones religiosas y geopolíticas”. También se destaca que “la necesidad de dotar de potencia al mensaje democrático” no llevó al anterior Papa a “la falsa encrucijada de avalar desde las concepciones libertarias y democráticas lo realizado por el imperialismo en las invasiones a los países teocráticos de signo religioso distinto como Afganistán o laicos pero de predominancia musulmana como Irak”. Obviamente, entre otras cosas recuerda Cáceres que Juan Pablo II evitó en Argentina un enfrentamiento con Chile y también su histórica visita a Cuba, para definirlo como un Papa que “conmovió con su carisma, su comprensión de los tiempos, su apertura a nuevas configuraciones de la cultura y su constante peregrinar”. El texto se detiene en el perdón a quien intentó matarlo “pero sólo luego de que fuera condenado y sin buscar reconciliación en tanto no exista primero la condena judicial, el arrepentimiento y la reparación. Esta enorme lección moral, de responder con la otra mejilla, no puede ser traducida antojadizamente como reconciliación como sinónimo de impunidad hacia los agresores y por eso cobra especial relevancia en nuestros días”. Tras rescatar la “tolerancia” del anterior Papa “para con las distintas congregaciones religiosas” y adoptarlo como criterio para la construcción democrática, Cáceres sostiene que “esta concepción, que encuentra su matriz en la comunidad organizada, entiende que nadie se realiza en una sociedad que no se realiza; pero así como nadie se realiza individualmente, es también imposible la realización sin abordar la singularidad, la diferencia, la particularidad de cada uno, que es fundamento de la idea de comunidad”. Afirma luego que los valores que expresó Wojtyla “deben ser abordados por el estado en su tarea cultural y educativa” y que en esa dirección va la construcción de un monumento “que honre la memoria de esta figura de relevancia mundial que pasó por Paraná”. Agrega que “en los valores que queremos rescatar del Papa Juan Pablo II se encuentran implicados todos los ciudadanos, profesen esta u otra religión, sean ateos o agnósticos”. Para destacar Estimado. Según las primeras estimaciones, el costo de la obra “podría rondar el millón y medio de dólares”, que se financiarían con fondos públicos –de nación y provincia- y con donaciones de empresas y particulares. “Para este tipo de monumentos ya no se usa concreto sino un material nuevo que se aplica sobre un armazón de hierro y que lo hace más liviano y barato, pero de gran resistencia”, explicó Cáceres. Turismo. Es el argumento no religioso que entusiasma a Cáceres. Imagina que la obra completa, con su “parque de la fe” incluido, atraería muchos visitantes. Incluso, hasta daría un motivo para que el actual Papa venga a Paraná, particularmente si en algún momento Juan Pablo II es declarado santo. Para eso, claro, el monumento debe ser grande y distinguirse en Latinoamérica. Político. El presidente del PJ de Entre Ríos rescata no sólo la obra religiosa de Wojtyla, sino también su perfil como “el dirigente político más importante que tuvo el Vaticano”. Se lee en el proyecto: “Estamos convencidos que solamente la política puede transformar las injusticias sociales y estamos a favor, siendo profundamente católicos, de la necesidad de un estado laico, garantista de todos los cultos”. (Fuente: Pablo Bizai. El Diario).-
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