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e cumplen seis meses del cierre al paso vehicular por calle Moreno -entre San Luis y Güemes- y falta otro mes para que el tránsito por el puente en construcción quede habilitado. Esa es la información que se proporcionó desde la Comuna, en cuanto a los plazos de finalización de la obra sobre el arroyo La Santiagueña. Los trabajos comenzaron el 8 de abril, a poco más de un mes de las copiosas lluvias que cayeron sobre la ciudad y que –entre otras cosas- afectaron las estructuras del puente. Desde el 4 de marzo -día del vendaval-, el tránsito quedó vedado por esa zona y a partir de entonces el panorama empeoró en el vecindario ubicado en las inmediaciones del puente. Uno de las principales preocupaciones del vecindario radica en el recrudecimiento de la inseguridad, cuestión que que fue corroborada por dos periodistas que concurrieron al lugar la semana pasada para hacer la cobertura y fueron asaltados y despojados de los elementos de trabajo. Plazos Antes del atraco, el presidente de la comisión vecinal La Santiagueña, Roberto Abalos, había planteado que si bien “estaban conformes con la obra”, los trabajos vienen avanzando a ritmo irregular – hubo días en los que las tareas se encararon con más ímpetu y otros, con menos, explicó-. Eso hizo –según los vecinos- que el final de la obra se extendiera. De hecho, en abril cuando empezaron las excavaciones, el subsecretario de Planificación e Infraestructura de la Municipalidad de Paraná, Daniel Clivio, dijo que los trabajos demandarían cuatro meses. Transcurrido el tiempo, otro funcionario ratificó a esta Hoja que el puente estaría terminado en julio. En tanto, Bernardino Sánchez, coordinador de Infraestructura municipal, informó que el paso estará finalizado en un mes. Concretamente, mencionó el 30 de septiembre. La semana pasada, la traza ya unía ambos lados del puente, aunque aún consistía en una capa gruesa de tierra. Desde la barranca se podía observar una alcantarilla, en el fondo, sobre el lecho del arroyo, y taludes de tierra. Además del asfaltado de la calle, falta la construcción de veredas a los costados de la traza y las barandas. Justamente, la previsión de sendas peatonales fue destacada por el vecinalista, ya que es mucha la gente que se traslada a pie y el riesgo es significativo en vista de que se trata de una arteria transitada, remarcó. Sin luz La falta de iluminación fue uno de los planteos más fuerte de habitantes de la zona, que se comunicaron con esta Hoja, reclamo que luego fue confirmado por el presidente de la vecinal. “Esto es una boca de lobos”, apuntó una vecina de calle Moreno, quien dijo que la frase tan usada tiene otra connotación en ese sector ubicado entre San Luis y Güemes en vista del clima de inseguridad que se vive. “Oscuro y con la calle cortada, la situación se vuelve más problemática”, añadió otra vecina. Al respecto, Abalos informó que hay farolas que no encienden, otras que habrían sido extraídas a causa de la obra y algunas que si bien fueron reparadas por la Comuna, enseguida han vuelto a quedar a oscuras debido a hechos de vandalismo. El caso, concluyeron los vecinos, es que se torna riesgoso andar por la zona. Y, a juzgar por la experiencia, el problema no sólo recrudece por las noches.