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ueron en una excursión promocionada por una tarjeta de crédito; el paquete incluía viaje, dos comidas, y la entrada a la cancha en platea numerada, todo por 12 cuotas de $99. Cuando llegaron a Victoria, el coordinador les dijo que “las entradas no estaban” y tuvieron que volver. Juan Domingo Pelizzari, un comerciante de Concordia, cuenta que tuvo que conformarse con ver el segundo tiempo del partido por TV, en un restaurante, mientras regresaban. Juan se había ganado el baucher, con la compra de un televisor plasma, que posiblemente adquirió con la intención de ver el partido, hace dos semanas, y para no ir solo, compró a través de la tarjeta, un paquete para su hijo, al costo de “12 cuotas de $99”. Así como Juan, una centena de clientes de la firma, del resto de la Provincia, prepararon con la correspondiente antelación, todo lo que fuera necesario para viajar a Rosario, y “disfrutar” de un emocionante “Argentina-Brasil”, desde la platea. Si Juan hubiera sabido de antemano lo que iba a ocurrir, seguro que se quedaba en casa, y lo veía en su flamante plasma, a todo color, por la pantalla de canal 7, o mejor aún, a la vista del resultado, se ponía a ver una película y disfrutaba más, que quienes sufrimos el partido por TV. La previa Eran las 9.00 de la mañana del domimgo y en la plaza Urquiza, un contingente aguardaba impaciente la llegada del colectivo que los trasladaría hasta las puertas del “Gigante de Arroyito”, donde la Selección Argentina y la de Brasil se cruzarían en una esperada contienda por las eliminatorias del mundial Sudáfrica 2010. El micro llegó y continuó su recorrido hacía la ciudad de Rosario, pasando por varias localidades para recoger a más hinchas que habían adquirido el paquete. Al llegar a Victoria, había 2 colectivos con unas 40 personas cada uno, y un minibús de unas 14 butacas colmado. “Las entradas no están” Estas fueron, según Juan Domingo Pelizzari, las palabras del coordinador del viaje, al momento de explicarles a los clientes el inconveniente por el que no podrían disfrutar del partido. Para entonces, ya les habían puesto un chaleco con el logo del Mundial y la marca de la empresa. “la última parada había sido en Gualeguaychú para levantar gente, y hasta ahí, teníamos entendido que en Victoria nos daban las entradas –dijo Pelizzari- pero después nos dijeron que las iban a dar en la cancha, paramos en un Shopping, y a los 15 minutos nos dijeron que no había entradas, que no estaban, las vendieron, la empresa no se las dio” dijo el damnificado aún sorprendido, mientras miraba por televisión el segundo tiempo del deprimente partido, en un restaurante a la vera de la ruta. Ante esta situación, Pelizzari aclaró telefónicamente, que “supuestamente las entradas estaban compradas hace un año, yo tengo acá el comprobante que está firmado y sellado por un administrativo de la tarjeta, y dice, válido por un viaje ida y vuelta, entrada a platea numerada, y comida” y relató que en su caso, si bien uno de los paquetes lo había ganado con la compra de un plasma, había comprado en cuotas, el de su hijo, al que hizo viajar desde Oro Verde a Paraná, donde lo recogería el colectivo. “Es una estafa moral, vimos solo el segundo tiempo, y en un restaurante, hay gente que no quiso ni comer, que está decepcionada, a un señor se le bajó la presión” aseveró Juan Domingo Pelizzari de 57 años, cliente de la firma, que por si hiciera falta, quiso identificarse con su DNI, “10.487.433”. (Fuente: El Sol)