Miércoles 07 de octubre de 2009
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Policiales
Villa Paranacito: Un policía sobrevivió a tres impactos de bala
Un cabo de policía fue atacado a balazos por desconocidos. Los disparos impactaron de lleno en su cuerpo, pero milagrosamente salvó su vida. Es que uno dio en el chaleco antibalas, otro en el hombro y un tercero en el handy de comunicación.

E

l hecho ocurrió en la Autopista Mesopotámica y se estima que el o los agresores forman parte de una banda de piratas del asfalto que fueron sorprendidos por el funcionario cuando tuvieron un inconveniente con el auto en que se movilizaban. Todo comenzó a la 1 de la madrugada del lunes, cuando el suboficial Edgardo Darío Silvetti, de 36 años, estaba de guardia en el puesto de control establecido en el acceso a Villa Paranacito. En ese momento llega al lugar un automóvil tripulado por un matrimonio mayor de edad, quien informó al personal que a unos 2.000 metros aproximadamente, hacia el lado de Ceibas, había un auto que aparentemente se había despistado. Ante esta situación, Silvetti partió en una moto de la fuerza, previo aviso a la comisaría de Ceibas. El suboficial transitó por la Ruta Nacional 12, Autopista David de la Chiesa, hasta el kilómetro 151,5, ubicado entre el puesto de Gendarmería y de control policial. Allí se encontró con un coche estacionado en forma irregular y con las luces encendidas. El policía señaló que el auto “ocupaba una mano de la autopista y encandilaba a los coches que venían” en sentido contrario, notando que “había una persona adentro del vehículo”. En ese momento, según su relato, dejó la moto y se dirigió hasta el conductor, a quien le preguntó si había tenido algún accidente, recibiendo una repuesta negativa. “Le solicité que corra el auto a la banquina a los fines de prevenir un accidente”, contó. El sujeto se bajó del auto, “dándome la espalda y sin mostrar la cara, comenzó a correr el rodado hacia atrás” y fue en ese momento que el policía se dio cuenta que a su izquierda había otra persona. Se trataría de un sujeto que habría estado escondido entre los pastos. “Lamentablemente no me dieron tiempo para reaccionar. El conductor me toma por atrás y me saca el arma y me tira sobre el auto”, relató. Instinto Fue en esos episodios rápidos y confusos que comenzaron los disparos por parte del segundo sujeto. “La primera bala me impactó en la zona abdominal. Un disparo a quemarropa a no más de 30 centímetros, sin mediar palabra alguna. Producto del balazo, caigo al suelo y una vez en el piso, intenté tomar mi arma para defenderme, pero me di cuenta de que no la tenía”, narró. Enseguida recibió un segundo disparo, que le da en el hombro con orificio de salida. “Me desplomo en el suelo. Convaleciente miro al sujeto que dispara y este me apunta a la cabeza para el ‘tiro de gracia’. Instintivamente con mi mano izquierda traté de cubrirme con el equipo de comunicaciones y, por suerte, el disparo impactó en el handy”, recordó el policía Luego, los dos agresores se subieron al auto, un Ford Fiesta, y escaparon del lugar. “Quedé en el piso con sentimientos encontrados. Dolor, angustia y felicidad por estar vivo”, evocó el funcionario policial. (Fuente: El Día) A sangre fría Silvetti describió a sus atacantes como que tendrían entre 40 y 45 años. Uno de ellos de contextura grande con el cabello largo y el rostro con barba que fue el que efectuó los disparos. El otro individuo fue señalado como de menor estatura, de tez blanca y con el pelo corto. El policía destacó que los atacantes sabían lo que hacían. “La persona que me disparó en tres oportunidades en ningún momento se inmutó. Un tipo frío, sanguinario que no dudó en jalar el gatillo de una pistola 9 milímetros”, ilustró. Herido, el suboficial intentó luego levantarse y detuvo a un transporte brasileño. “Pararon y me ayudaron hasta que a los 10 minutos llegaron mis compañeros de Ceibas. Esperé 20 minutos hasta que llegara la ambulancia. Tiempo que se hizo eterno. El dolor se agudizó. No quería morir tan joven y dejar a mis hijos sin padre. Finalmente me atendieron en el Hospital de Ceibas. Allí me hicieron las primeras curaciones. Luego me derivaron al Hospital Centenario y luego al San Lucas”, relató el funcionario. Precisamente en este nosocomio se encuentra actualmente Silvetti acompañado por su pareja, Miriam, con quien tienen un nene de casi tres años.
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