E

l Gobierno todavía no ha podido acreditar los fondos que reciben las escuelas para financiar el servicio de copa de leche, un suplemento alimentario que beneficia a unos 150 mil chicos en toda la provincia, y que en un 85 % se financia con recursos que envía la Nación. El inconveniente es precisamente ése: el Gobierno nacional no acreditó aún las partidas correspondientes a la tercera remesa: al año, llegan a Entre Ríos 12 millones de pesos, repartidos en tres tandas, la última, a su vez subdividida en dos. Esa última partida no se acreditó, y es probable que ello ocurra recién la próxima semana. El retraso en acreditar el dinero a las escuelas –a través de la tarjeta oficial Sidecreer—lleva ya 15 días, por lo que de momento son los comercios que habitualmente proveen a las escuelas quienes tienen que financiar la alimentación de los chicos. Miguel Barboza, director de Comedores Escolares, admitió que el retraso está, aunque dijo que hay un compromiso de la Nación de depositar los recursos durante la próxima semana. “Una vez que eso se dé, inmediatamente habilitamos las tarjetas para que las escuelas tengan el dinero”, adelantó el funcionario. “Ya son quince días de retraso. Pero creemos que la semana que viene se hará efectivo el depósito. El convenio con la Nación ya está firmado. Pero nos han demorado el segundo desembolso de dinero. Nosotros hablamos con la Nación, y nos dijeron eso: que en la semana próxima estaremos recibiendo el dinero”, amplió Barboza. —¿Cuánto envía la Nación para el funcionamiento de la copa de leche? —Este año, son 12 millones de pesos. En tres remesas. Ya recibimos dos remesas, y la tercera, partida en dos partes. Son 70 centavos la ración, de los cuales 60 centavos están a cargo de la Nación. En realidad, el Ministerio de Salud y Acción Social anunció el 20 de septiembre último una reformulación del programa copa de leche con la idea de aplicar algunos cambios: mantener el sistema de financiamiento a través de la tarjeta Sidecreer –cada director de escuela posee un plástico a su nombre, y con eso efectúa las compras de los productos—, pero a la vez introducir un sistema de compras centralizado. El decreto Nº 3.188, del 18 de agosto, autorizó al Ministerio de Salud y Acción Social a “implementar una nueva modalidad” en el programa copa de leche, como anexo del sistema de las tarjetas Sidecreer, “y que consistirá en la provisión de los productos alimenticios por parte de la Administración a distintos comedores beneficiarios, lo que se llevará a cabo en forma discrecional”. Uno de los argumentos es que existe “dificultad de poder realizar un control in situ de los numerosos comedores asistidos, lo cual ocasiona que en muchos casos las nóminas de titulares de derecho declarados sean superiores a las prestaciones efectivas, generando en consecuencia liquidaciones de montos excedentes, que no son utilizados para el fin específico”. El director de Comedores sobre la implementación de esos cambios dijo desconocer de qué modo se llevarían a cabo. “Sé que salió el decreto, pero hasta ahora no tenemos directivas de cómo se va a llevar a cabo. No está claro cómo va a ser”, indicó. Cuestionamientos En ese marco de indefiniciones, en las escuelas ya hay sobrada preocupación respecto de qué ocurrirá con el funcionamiento de los comedores, y sobre todo, en qué momento contarán con los recursos para afrontar los costos de ese servicio. Roque Santana y Alejandra Gervasoni, secretarios general y adjunto de la seccional Paraná de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), alertaron por el abandono en que quedan los miles de chicos que se alimentan en las escuelas, y condenaron la pasividad del Estado en resolver la situación. “El Estado –subrayó Gervasoni— no asegura el derecho a la alimentación, como lo dice nuestra Constitución. No lo hace. Lo vemos en la realidad. Con el agravante que trae para los niños de nuestra provincia el hecho de no recibir esta ración en una provincia donde aumentaron los índices de desnutrición y de mortalidad infantil. Estamos realmente preocupados. Se ve que estas cosas que veníamos denunciando, que al Estado no le interesan las cuestiones públicas, queda en evidencia ahora. Los niños que concurren a comedores no son los niños cuyos padres tienen un trabajo bien remunerado. No. Son los niños de la pobreza. Los niños que este sistema expulsa. En el Gobierno dicen que han hecho todo para solucionar el atraso de las partidas, pero evidentemente con eso no alcanza”. Al respecto, Santana dijo que antes que un problema “burocrático” es “una desidia”. Y recordó que los cambios en el sistema de comedores, planteados en el decreto Nº 3.188, supuestamente iban a corregir los atrasos, aunque ello no ocurrió. “Ese decreto es de agosto, y estamos a octubre, y ya vemos que este tipo de compra centralizada de los alimentos va al fracaso”, observó. Y puso de relieve que “las experiencias de centralización que hubo en el Estado significaron mayor erogación, y que no lleguen los recursos presupuestarios para tal fin al beneficiario directo. Se va a permitir un uso más discrecional de los recursos”. (El Diario)