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e la redacción de INFORME DIGITAL El calor avanza en la ciudad de Paraná. La gente, en la mayoría de los casos recurre al uso del aire acondicionado para pasarla un poco mejor y el que no, espera a la hora de la tardecita para sentarse en la puerta de su casa, o patio, para tratar de darle un poco de merecido descanso al cuerpo sin la necesidad de encender un ventilador cerca de la cara. Pero curiosamente, el leve fresco de la tarde es acompañado en la ciudad de Paraná, de una verdadera invasión de “Cucarachas del Agua” –peculiar insecto verde similar a una cucaracha pero de otro color- que se amontona formando capas de varios centímetros en el lugar donde una luz se encienda. Invaden los barrios, dejando colchones de bichos bajo las farolas, las casas y todo lugar donde un haz de luz les de cobijo. Y ahí es donde el calcinado vecino que esperaba el atardecer para aprovechar “la fresca”, debe guarecerse en el abrazador calorcito del hogar, para evitar un insecto molesto. Un bicho molesto, pero bueno También conocido como chinche de agua, el insecto se encuadra en la rama de los hemípteros, y su nombre científico es belostoma elongatum, “aparece así, porque se dan las consecuencias climáticas apropiadas para su aparición, como temperatura, humedad, etc, y hay tantos, porque en la zona no hay depredadores de insectos a tamaña escala, por eso ya hubo invasiones de grillos, cigarras y otros insectos, pero no son peligrosos”, comentó el profesor de ciencias naturales Pablo Ponce a INFORME DIGITAL. La Cucaracha de Agua, es objeto de estudio de científicos ya que sería considerado un insecto bastante benéfico para la sociedad ya que, al igual que otras especies del mismo género, se caracteriza porque en su dieta incluye caracoles con valvas pequeñas, intermediarios del parásito que causa la esquistosomiasis, enfermedad parasitaria que afecta al hombre y otros vertebrados, muy difundida en Brasil, por ejemplo. También acostumbra a alimentarse de larvas de mosquitos, vectores de enfermedades de importancia sanitaria como el dengue, fiebre amarilla, entre otras. ¿Por qué en las ciudades? Estos insectos viven en lagunas y charcos, con suficiente vegetación de soporte. A pesar de ser eminentemente acuático, abandona su medio natural, fuera del cual manifiesta gran aptitud para el vuelo. Esto último ocurre “sólo con baja presión atmosférica y temperaturas altas”, indicó Ponce. Por eso es frecuente encontrarlo en grandes cantidades en las ciudades en noches con esas características. No habría que combatirlas “Como vienen, se van, utilizar químicos podría provocar un desequilibrio ambiental”, remarcó el profesor. Así que molestos, pero inofensivos y hasta beneficiosos, no quedará otra que aguantarlas.