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��Aparentemente el peronismo ha agotado su crédito con la ciudadanía, tanto en la Nación como en la provincia. Pareciera ser que el pueblo estaría dispuesto a volver a darle una cuota de confianza a la Unión Cívica Radical.Resta ver si los dirigentes radicales somos capaces de hacer la tarea que tenemos que hacer para ver si la gente vuelve a confiar en nosotros y si nos toca gobernar lo hagamos conforme a las expectativas de la gente”. Con ese punto de partida, el presidente del Comité Capital de la UCR analiza los desafíos que afronta el radicalismo en el año que comienza en un comunicado enviado a INFORME DIGITAL. Lo define en una frase que suena a eslogan: “Radicalizar el radicalismo”, pero que ve como “el imperativo de la hora”. En esta mirada, esto significa “salir de una situación que yo advierto con preocupación, donde estamos, para ponerlo en términos políticos e ideológicos, corriendo al kirchnerismo por derecha y sin agenda propia”. “La agenda de rediscutir los decretos de necesidad y urgencia, de eliminar los superpoderes, o del Consejo de la Magistratura son cosas con las que no se puede dejar de estar de acuerdo, como cualquier argentino. Pero son cosas del poder. Las cosas que van a hacer que la gente viva mejor son otras”, distingue Rogel. Deuda El ex convencional toma como ejemplo al conflicto con el Banco Central. “Hemos entrado en una discusión de un formalismo institucional que esquiva la discusión de fondo. No se trata de si un señor (Martín) Redrado debe quedarse o no; eso se resuelve por los mecanismos institucionales. La discusión es otra: la nueva mayoría parlamentaria debe discutir si la deuda externa tiene que pagarse o no”, plantea. “Alejandro Olmos logró un fallo del juez (Jorge) Ballesteros hace diez años, que duerme en el Parlamento argentino, y esto hay que desempolvar. Debemos resolver, como cualquier país capitalista serio en el mundo, y a partir de ese fallo judicial, qué cosa de esa deuda inmoral, porque ha sido contraída de manera ilegítima, debemos pagar o no”, remarca, y pone el acento en que “esto es lo que los Kirchner no quieren discutir”. “No puede ser que la discusión sea si la deuda la pagamos con ahorro interno presupuestado o con reservas del Banco Central. Es lo mismo. Esa no es ninguna discusión, como tampoco lo es si el presidente del Central se puede quedar, personaje que por otro lado, representa lo peor de este sistema financiero”, observó. A su juicio la nueva mayoría parlamentaria debe utilizarse también para: -Establecer “con claridad” una reforma de un sistema financiero que “se rige por la ley de entidades financieras de Martínez de Hoz; que castiga ferozmente al sistema de producción”. Menciona que “el jefe de las reservas de Estados Unidos ha dicho que el sistema financiero de Latinoamérica y particularmente de Argentina, cobra tasas que en otros lugares son consideradas de usura”. -Reformar la carta orgánica del Banco Central “que tiró por tierra la posibilidad de que haya bancas de fomento, regionales, provincial y cooperativa”, sin las cuales “no habrá posibilidad de que haya una tasa barata”. Programa “Radicalizar el radicalismo implica poner este partido, más allá de los candidatos, en una oferta que tenga propuestas concretas para que la gente sepa por qué nos tiene que acompañar”, resume Rogel. Y abunda: “Este ejemplo del caso Redrado, que es como correrlo a los Kirchner por derecha, entre otras cosas implica que nos comamos el verso este de que la deuda hay que pagarla porque desendeudarnos nos hace bien. Mentira, no es así. Los Kirchner quieren pagar para volverse a endeudar porque no hay crecimiento interno”. Afirma que si el radicalismo no se impone una agenda propia, “sólo vamos a estar atrás de la acción que generan los Kirchner y en una actitud que no avanza sobre la cuestión de fondo”, en la que incluye, también, el sistema impositivo, el ordenamiento energético, el transporte. -¿Quién está hoy sosteniendo esta agenda en el radicalismo nacional? -Le he ofrecido al presidente del Comité Nacional la voluntad política de amigos de hace muchos años, como Gustavo Callejas en Energía, el ingeniero Ricardo Batalla en Transporte, Graciela Frigerio en Educación, Gustavo Grinspun en materia económica y financiera, Héctor Lebensohn en libertades públicas y medios de comunicación. Se lo he comunicado a (Ernesto) Sanz y ojalá este año sean convocados, junto con otros técnicos que están un poco distanciados y que ahora están dispuestos a hacer su aporte, a partir de la figura de Sanz. -¿Y en la provincia? -Tengo la sensación de que todo el radicalismo de Entre Ríos tiene una especie de vocación progresista de discutir estas cuestiones de fondo. No me arrogaría para mí, ni para ningún sector interno esta mirada, porque son las ideas históricas del partido, que habrá que actualizar, pero son las banderas esenciales que siguen teniendo vigencia, por la cual va a haber o no distribución de la riqueza. Si no vamos por el sistema financiero, no hay ninguna posibilidad para el sector de la producción con la actual tasa de interés. De todas maneras, en el andar de la elaboración de la propuesta es donde va a quedar en claro quienes están de un lado y del otro. -¿Que tan cerca está Sanz de estas posiciones? -Yo no tengo el radicalómetro. Creo que Sanz ha dicho lo más importante: que además de hablar de candidaturas, básicamente hay que hablar de programa. Este ejercicio electoralista en el que estamos y este exitismo que se ve desde el 28 de junio pueden hacernos creer dos cosas: que ya tenemos ganada la elección y que gobernar no es tan importante. El programa debe ser el sostenimiento político, para evitar lo que nos pasó con la Alianza.