E

l 2 de febrero se conoció la noticia a través de un parte policial: durante dos operativos en Concordia, la División Toxicología de la Jefatura Departamental de Policía había incautado, entre otras drogas y armas de grueso calibre, paco. Durante el mismo procedimiento y en primera instancia, se habló además de la existencia de una cocina de cocaína. Sin embargo, horas después, ambas informaciones fueron desestimadas por los principales referentes de la fuerza, entre ellos el titular de la División de Toxicología, José Luis Churruarín. El paco no era paco, sino cocaína y no había elementos suficientes para hablar de una “cocina”, dispositivo con el cual se elabora la droga y con la basura sobrante se produce el paco. Sin cocina, repiten desde la policía, no hay paco. Patricia Caro, ex jefa del laboratorio de química forense y toxicología de Criminalística de la Policía de Entre Ríos y miembro de la Fundación Ave Fenix –dedicada a la prevención y el tratamiento contra adicciones– tiene una percepción diferente respecto de la inserción en Entre Ríos de la droga que hace estrago en los grandes centros urbanos. —Ustedes desde la Fundación Ave Fenix ¿han detectado problemas con el paco en Paraná o en la provincia? —Yo personalmente sí, en la fundación trabajo en prevención y eso hace que tenga una imagen pública que provoca que madres o padres me consulten con muchísima frecuencia. Consultas telefónicas, consultas a mi domicilio, donde vienen a pedir ayuda por sus chicos que se drogan y he tenido varias consultas por chicos que utilizan paco. Es un problema gravísimo para nosotros el no poder dar respuestas con respecto a dónde se pueden tratar, porque el consumo de paco requiere un tratamiento especializado que en la provincia no se da. Pero sí hay. Y he recibido algunos llamados del interior de la provincia por chicos que consumen paco. O sea que el consumo está. No es al nivel de Buenos Aires, no podemos hablar de los chicos de la calle perdidos por el paco ni nada por el estilo, pero hay consumo y hay adictos”. Sin cocinas Caro sostiene que no es indispensable la existencia de cocinas de cocaína en una localidad para que circule el paco en las calles. “Lo que pasa es que sobra”, analiza la profesional y explica: “En las villas de Buenos Aires donde están las cocinas de cocaína el paco sobra, es un residuo, no tiene otro uso, pero se puede convertir en dinero, es un dinero fácil, porque no cuesta nada. Entonces al haber tanta cantidad empezó a ingresar a las clases altas de Buenos Aires y de ahí a todas las provincias del país. En este momento yo no creo que se pueda decir que no haya paco en ninguna provincia del país. Está circulando en todas partes. No al nivel de Buenos Aires, porque en Buenos Aires lamentablemente invadió a los pobladores de la villa y eso es lo que hace que haya tantos chicos en la calle muriéndose por el paco”. Similitudes y confusiones “El paco circula muy escondido”, refiere Caro y analiza que la policía no lo vislumbra por dos razones: una es porque la gente “no tiende a consultar a la policía por miedo” y la otra “porque al no haber cocinas de cocaína”, la ruta del paco permanece más oculta. “En algunos casos he escuchado de algunos secuestros en que la policía encontró cocaína de baja calidad y yo creo que ahí están confundiendo. El paco no tiene una presentación única. Una vez que queda el residuo, hay lugares en que le hacen procesos de purificación y el paco puede tener desde una presentación pastosa y gris, hasta una presentación en cristales blancos. Cuando se presenta en cristales blancos se puede confundir con una cocaína de baja calidad y eso puede ser lo que está pasando con la policía”, arriesgó. Casos y análisis La Secretaría de Lucha contra las Adicciones del Gobierno de Entre Ríos, encabezada por Mario Elizalde, está por estos días concluyendo un trabajo estadístico sobre el consumo de drogas en la provincia, en base a una encuesta realizada a más de 5.000 personas. Los resultados, detalló su titular, estarán listos para los primeros días de marzo. En el mismo sentido, Elizalde señaló que no aparecen en los registros del organismo denuncias o consultas por la adicción a la pasta base. “Denuncias específicas no hemos tenido, hay sí alguna referencia sobre el posible consumo de paco de algún familiar, pero no hemos tenido consultas específicas”, manifestó Elizalde, aunque no descartó que en temporada de gran recepción de visitantes en la provincia pueda existir algún tipo de consumo. En el hospital Felipe Heras, de Concordia, en cambio, el director del nosocomio Carlos Vallejos, reconoció que “han existido casos” de personas que se acercan al hospital por problemas con el paco, aunque son los menos en comparación con la adicción a otras sustancias. “De todas formas para detectar ese problema habría que implementar equipos itinerantes, porque el paco sí está, está en los sectores más humildes y es también un estigma, así que no creo que nadie venga a decir yo consumo paco”. Para Patricia Caro, en tanto, la preocupación mayor es que “si el paco llega, mata, porque no hay tratamiento en nuestro medio”. Y en la misma dirección señala que “en el mundo de los adictos hay que estar muy prevenido para decirle no al paco. De otro tipo de adicciones se puede salir. Acá tenemos la fundación con tratamiento ambulatorio, tenemos otra institución con tratamiento con internación y demás, pero no hay tratamiento para el paco. Ese es el peligro, por eso advertimos tanto. No es un problema masivo, pero el chico con adicción al paco se tiene que ir de la provincia si se quiere tratar”. (Fuente: El Diario)