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diferencia de sus principales competidores, el gobernador Sergio Urribarri no tiene previsto formalizar con un acto de lanzamiento el inicio de la campaña con la que buscará su reelección en los comicios del 23 de octubre. Como es lógico en este caso, el oficialismo planea una campaña que tendrá por eje plebiscitar la gestión y presentar los proyectos a mediano plazo que ya fueron esbozados a fin de año con el lanzamiento del plan quinquenal que requiere, para concretarse, de cuatro años más a partir de diciembre. En ese marco, desde el Partido Justicialista se van a organizar distintos actos y concentraciones a los que Urribarri concurrirá como candidato, pero se cuidará de no generar la imagen de un mandatario que descuida la gestión por la actividad proselitista. En rigor, tanto Jorge Busti, por el Peronismo Federal, como Atilio Benedetti por la UCR, llevan prácticamente un año embarcados en la carrera electoral. No obstante, por razones que tienen que ver con la necesidad de instalación de sus candidaturas, le han dado espacio a representaciones formales de su voluntad por gobernar la provincia. Benedetti trajo el 11 de diciembre a Ricardo Alfonsín y a los candidatos de Santa Fe, Mario Barletta y Córdoba, Oscar Aguad, para encabezar su acto de lanzamiento a la Gobernación, justo un año antes del próximo traspaso de mando. Y Busti tiene previsto formalizar este viernes su decisión del volver por cuarta vez al Ejecutivo provincial con un acto que reunirá en Concordia a toda la dirigencia entrerriana del antikirhnerista Peronismo Federal. Arrastre Urribarri también lleva un buen tiempo de candidato. En su caso, la condición de oficialista lo obliga a generar tempranamente expectativas de continuidad en el poder por un período más; está en el primer capítulo de todos los manuales de gobernabilidad. En ese marco es que el gobernador lanzó de hecho su reelección con el operativo clamor que el oficialismo montó entre abril y mayo del año pasado, que contuvo una serie de documentos –de intendentes, del movimiento obrero- que le pedían continuar en el poder por cuatro años más. Y lo reforzó, ya con un tono más institucional, con la presentación del plan quinquenal. Pero la principal expectativa de continuidad de Urribarri está en su relación con el gobierno nacional y, concretamente, con la reelección de Cristina Fernández. Al menos mientras el escenario político nacional no varíe sustancialmente. De allí que la larga discusión sobre la fecha de elecciones que se produjo el año pasado quedara definitivamente superada con el acto que el 1 de diciembre encabezó la Presidenta en Colonia Avellaneda, en un pico de su popularidad, a poco más de un mes de enviudar. Se instaló la idea de que será Cristina quien traccionará los votos de la listas del PJ, al menos mientras se logre contener la economía –básicamente nivel de inflación y de consumo- y la oposición política persista en sus problemas de liderazgo. Lo que falta Se supone, entonces, que el Poder Ejecutivo provincial convocará a elecciones internas simultáneas para gobernador, intendentes, legisladores y concejales (en base a la cuestionada Ley Castrillón), en la misma fecha de las elecciones internas primarias, de voto obligatorio, que convoca el gobierno nacional (con su ley nacional) para presidente y legisladores nacionales: el domingo 14 de agosto. Pero el decreto de Urribarri todavía no está. El Gobernador buscará el impulso de Cristina para la elección general del 23 de octubre, en la que sus competidores directos no tienen aún definido a quién llevarán para la presidencia de la Nación. Pero en la interna es distinto. Con Busti jugando afuera, la interna del PJ es la interna del urri-kirchnerismo, donde los liderazgos no están discutidos. La Ley Castrillón, que regula las internas simultáneas entrerrianas, impide que los derrotados de una interna puedan luego ser candidatos en otra propuesta política para la elección general. Para participar de la general es requisito haber pasado por la interna simultánea y la lista que va a la general es la que se impone en la interna. El requisito es clave para definir los tiempos del armado oficialista, donde sobran candidatos y faltan cargos. El momento de la definición es el de la presentación de listas para la interna, a mitad de año. En esa elección se compite por las candidaturas a gobernador -si hubiera más de un postulante (en el caso del PJ esa posibilidad pasa porque se presente Gerardo González)-, senadores en los departamentos, e intendentes y concejales en las ciudades. La lista de candidatos a diputados provinciales se inscribe junto con la del gobernador, de modo que aquí se librará hasta mitad de año la pelea más dura por fuera de las urnas: integrarla en los primeros 18 lugares (los diputados serán 34 desde diciembre) es casi como ya contar con una banca por cuatro años, en una opción electoral con expectativas ciertas de poder.(Pablo Bizai, para El Diario).-