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abe como manejarse ante un grabador, sobre todo cuando se apaga. El periodismo lo siguió con más rigor que a varios de sus colegas, cuando estaba en la Legislatura y mucho más ahora en Tribunales. No es para menos. Su personalidad y sus formas de manejarse no son del todo usual con los que ahora comparte gran parte del día. Dice que aprendió. Y se nota. Sábado de mañana, temprano, Emilio Aroldo Castrillón trabaja en su campo de La Paz. Pide que lo llamen el lunes. Ese día se lo vuelve a contactar y se lo invita para hablar de “algunos temitas”, apunta. “Venite al despacho y hablamos tranquilos”. –¿Hasta cuando sus amigos van a seguir diciendo que vuelve a la política sin que usted de alguna señal? ¿O las está dando? –Te lo voy a decir claro. He ido a muy pocos actos institucionales por la sencilla razón de mantener los más alejado posible las especulaciones. Creo que sólo fui al cumpleaños de La Paz y a la inauguración de una obra importantísima que va a pasar a la historia como la de la autovía 168. Si Dios me da vida cuando deje de ser magistrado, quisiera que mi última canción sea en la política. –¿Cuánto falta para que llegue esa canción? –El criterio de oportunidad existe y se me cruza por la cabeza. Me gustaría estar en La Paz y ser intendente ad honorem. Ahora, si existen operaciones previas, se verá. Creo que en lo que siempre me he desempeñado más o menos bien es en la Legislatura. La claridad que prometió en sus respuestas no aparece, pero a medida que avanza va dejando definiciones. Asegura que no lo han tentado de ninguna fracción del peronismo, aunque con cierta mueca en su rostro confiesa que se “autotienta”, define. “Considero que los momentos actuales son muy buenos para hacer cosas. Cuando uno ve obras en determinadas ciudades, me dan ganas de que las tenga La Paz y ahí se me plantea la situación de ser la herramienta para hacerlo”, reflexiona. Evita decir desde qué lugar. Paso de poder Castrillón le dedicó gran parte de su vida a la política y al peronismo. Siempre que llegó a un cargo fue por el voto popular y en representación del Departamento La Paz, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Anécdotas en el recinto, hay varias, pero quizás se lo tenga más presente por la norma que hoy se la conoce por su nombre: La Ley Castrillón. “Yo quería demostrar que así como era capaz de defender una postura política partidaria desde una banca con total convencimiento y fuerza como me lo marcaba mi personalidad, podía también aplicar mis conocimientos jurídicos y notariales en defender muchas otras cosas en otro poder. Esto ya no es la defensa a ultranza de un ideal, sino una defensa de lo justo. Creo que he logrado demostrar esta faceta”. Así define el desafío que fue haber abandonado el Partido Justicialista para pasar a formar parte del Poder Judicial. El vocal no deja pasar lo traumático que fue el trance de su designación y nombramiento durante el gobierno de Jorge Busti. Recuerda los “muchos elementos negativos” que tenía en su contra que trababan “la aceptación de determinados sectores” para que asuma uno de los lugares más importantes en la Justicia provincial. Se lo adjudica a “un exceso de vehemencia, enfrentamiento y defensa a ultranza de intereses políticos partidarios”, de los cuales está orgulloso. “Estar acá no es como el mundillo de Casa de Gobierno. Acá uno tiene que estar al día con el despacho, que no se te venzan los plazos. En cambio cuando estás en política, lo primero que se hace en el día es ver qué salió en los medios y qué se dijo de uno. Es muy diferente”, compara. Cuenta que “con los amigos que he compartido mucho” los sigue viendo. “Incluso con los que están en otros partidos”, aclara. Y pone un ejemplo: “El diputado (Héctor) de la Fuente fue uno de los más críticos sobre mi ingreso al Poder Judicial, sin embargo hace poco nos encontramos y hablamos de la vida pública”. Saludos Se le pide una evaluación de los gobiernos nacional y provincial. La respuesta es a medias. “No puedo hacer un análisis político, pero sí desde el punto de vista de la Justicia”, advierte. “Creo que en los últimos años se dieron pasos importantes en cuanto a la transparencia y a la credibilidad del Poder Judicial. Y esto fue el Gobierno nacional quien en gran medida tuvo que ver. Sobre todo en aplacar el descrédito que había. En lo que respecta a la provincia, lo mismo. Se han implementado códigos procesales como el Civil y Comercial y el Penal, la autarquía de los ministerios públicos y la creación de juzgados de Familia”, enumera. La equiparación de los salarios con los magistrados de la Corte Suprema de Justicia es un tema que lo ve necesario. “Creo que hace a reforzar esa idea de independencia del Poder Judicial. No creo que sea un privilegio. Ahora, el momento presupuestario, económico o político para llevar adelante el proceso lo debe valorar el Ejecutivo”, opina. Y agrega: “Fui un crítico por muchos años de que el ordenanza del Poder Judicial cobrara lo que cobraba. Pero esa situación que uno acentuaba desde la vereda de enfrente fue desapareciendo, porque existió una pérdida en los ingresos de este poder”. Para Castrillón, el hecho de que sea justo o injusto lo que se reclama “es propio de un debate político. Pero la preeminencia que tenía la Justicia en otros momentos en materia salarial desapareció”, afirma. El vocal mira la hora. En Tribunales no vuela una mosca. Afuera llovizna. “Podemos terminar, tengo que ir a misa”, dice. Se lo acompaña. En el camino hacia la San Miguel se le pregunta por el escenario político actual y lo que puede llegar a suceder en octubre. Las definiciones son precisas y con conocimiento de causa, pero el grabador está apagado. Ley con nombre propio El vocal fue el redactor de la ley de internas abiertas y simultáneas, conocida como la Ley Castrillón. La norma establece la forma y los plazos en que se deben elegir los candidatos. El radicalismo y el PRO presentaron amparos para que se la declare inconstitucional. Se estima que para marzo el Superior Tribunal resolverá la cuestión. Su creador, que se excusó, defiende lo que escribió hace unos años atrás. “El mayor problema que ha tenido esa ley es que, como ocurre en este país, es que se dice más de lo que se estudia. A esa ley se le ha hecho decir cosas que no dice”, prologa. Enseguida se queja de quienes aducen que la norma “termina” con los partidos políticos más chicos o promueve “la eliminación de la participación de las minorías”, sostiene. “Eso no lo dice el texto, lo que sí dice es que hay ciertas pautas a las que se tienen que adecuar los partidos. En ningún momento, por ejemplo, se dice que tiene que haber una sola lista de diputados por partido o por candidato a gobernador, sólo dice que ‘al menos’ tiene que haber una lista”, apunta. Para el vocal “es una ley que tiende a que dentro de un marco de seriedad se elijan las representaciones libremente que van a llevar los partidos, las alianzas o federaciones; y evita que aquellos que no pueden ser candidatos se pongan a crear una nueva fuerza”. Procedimientos –¿Por qué los políticos con causas judiciales nunca quedan presos? –Porque es tan largo el procedimiento hasta llegar al juzgamiento que en el medio se perdieron elementos que cuando llega el momento de juzgar ya se está en otra realidad. Los actos administrativos antes de ser juzgados deben pasar por el Tribunal de Cuentas y por la Fiscalía de Estado. Se llega tarde no por culpa de la Justicia sino por un sistema de procedimiento. (El Diario)