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n marzo de 2007, con el nuevo Código Urbano recién sancionado, vecinos de la zona del Parque Urquiza se alarmaron por el crecimiento de las edificaciones en torre en el lugar. Consideraban que para ese sector de la ciudad lo que correspondía eran obras de dos o tres pisos: hablaban de conservar las características del barrio y del peligro de que no dieran abasto los servicios públicos. El municipio prometió analizar la posibilidad de revertir la tendencia pero luego no hubo más novedades. En realidad, la política de Planificación en ese momento era justamente impulsar las construcciones en torre en el Parque de modo de ampliar la base tributaria y como manera de “socializar” esa zona de gran calidad ambiental. La discusión se fue diluyendo pero volvió a resurgir ahora, cuando una constructora se apresta a levantar un edificio de ocho pisos 50 metros hacia dentro de la cuadra delimitada por Rivadavia, Catamarca, Nux y Bertozzi. Sucede que los vecinos ven con espanto la perspectiva de tener que convivir con decenas de balcones mirando hacia los fondos de sus casas: la pesadilla del panóptico a la que los habitantes del centro ya se han acostumbrado. Algunos de los afectados ya han hecho presentaciones formales ante el municipio y también se acercaron a la Defensoría del Pueblo a plantear su inquietud. Discusión En rigor, la erección de la torre en ese lugar, prácticamente en los fondos de las viviendas bajas construidas en la cuadra, no está en contravención con la normativa vigente. En realidad se trata de dos torres, la primera estará sobre la línea de edificación, en calle Nux, y la segunda retirada unos 50 metros de la vereda, hacia el corazón de la manzana. Esta situación sería inaceptable en una manzana normal de 100 por 100 metros, donde el corazón arranca a los 33 metros. Pero como la manzana donde se construye la torre interna es de amplias dimensiones e irregular, la obra no viola ninguna disposición porque no ocupa el corazón, que no puede ser edificado. En la manzana en cuestión, que tiene tres lados de 200 metros más uno de 100, el centro arranca alrededor de los 60 metros contados desde la acera. Sin embargo, la segunda torre del complejo quedará detrás de los fondos de las casas de la cuadra, la mayoría de uno o dos pisos. Así, desde los balcones de la futura edificación, los nuevos vecinos tendrán una vista privilegiada de los jardines y dormitorios de los habitantes más antiguos, una situación que genera gran incomodidad e indignación en la zona, no acostumbrada a estos casos. El concejal Horacio Piceda (UCR), que vive en esa zona, se mostró también en desacuerdo con esta autorización e inclusive informó que cuando el caso se trató en la Comisión Asesora del Código Urbano, él como participante de la misma, no acompañó. “Un gallinero” “Los edificios de calle Rivadavia miran todos hacia el corazón de la manzana, hacia un espacio abierto. Entendemos que forman parte de un avance normal de la ciudad, inevitable. Pero no es lo mismo esa torre atrás”, diferenció un vecino de la zona. Asimismo desde el vecindario se expresó temor por la posibilidad de que la torre interna siente precedente y se sigan autorizando edificaciones de varios pisos en la misma línea, “generando un anillo de torres dentro de la manzana”, se alarmaron. Si bien aceptaron que la autorización está dentro de lo que permitiría el Código (que delega en la Comisión Asesora la facultad de determinar el proceder en manzanas irregulares), definieron que el lugar “no dejará de ser un gallinero, una situación de convivencia que no nos parece que sea buena. Torres retiradas 50 metros de la vereda no existen hoy por hoy en la ciudad”, dijeron. “Tener esta torre metida ahí adentro con gente, en el medio de la manzana, es inseguridad, gritos, es otra calidad de vida. Tributamos por zona Parque, los impuestos acá son cinco veces más caros que los de la manzana de enfrente. Si al lado de tu casa te levantan un edificio de 15 pisos, es lo normal, hay que aceptarlo, pero ahí atrás no es una situación normal, es grosero, es desubicado, todos los vecinos lo sentimos como desubicado”, finalizó el vecino. Edificación reglamentaria Desde la Dirección de Diseño Urbano municipal se informó que “la torre está dentro del reglamento: no se le hizo ninguna excepción”, explicó Eduardo Loréfice, titular del área. “Son dos lotes, uno de los bloques está bastante dentro del terreno, y hubo una presentación de vecinos preocupados porque podría afectar el entorno. Se trató en la comisión del Código el tema, y se analizó, con toda la documentación presentada”, señaló el funcionario. “La obra está correcta, no hay objeción, está bien proyectada, e inclusive ejecutan menos de lo que se podría ejecutar” en el terreno, dijo. Explicó que “fue a Comisión por cantidad de metros, pero no hubo excepciones porque está dentro de lo que corresponde por el Código Urbano”, afirmó en relación con que el tamaño de la manzana permite la construcción 50 metros hacia dentro. Ante la inquietud de los vecinos, aceptó que “quizá haya que rever las pautas que establece el Código, no por esta construcción en particular sino por las pautas que se fijan para construir. Pero las torres no son incompatibles (con la zona). Es un edificio de viviendas, no son oficinas ni una fábrica. Además, es una zona que permite la mayor construcción de la ciudad, hay más servicios. No es casualidad la autorización, ni una irresponsabilidad: es el sector que más servicios tiene, y están sobredimensionados”. En cambio, “permitir este tipo de construcción en Almafuerte al 5000 sería una locura” contrapuso, en referencia a la escasez de servicios en ese lugar.