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e la redacción de INFORME DIGITAL Cada aniversario del golpe de Estado cívico militar, los organismos de derechos humanos y partidos políticos también recuerdan la complicidad de la Iglesia Católica en los años de plomo. Una de las escenas tradicionales en este tipo de movilizaciones son los cánticos contra la cúpula eclesiástica por haber silenciado y participado de la represión estatal. “Ustedes callaron, cuando se lo llevaron”, es una de las consignas que los militantes de todos los colores políticos expresaban a coro y masivamente frente a la Catedral de Paraná hace algunos años. Sin embargo, este 2013 fue diferente, se oyeron aislados rechazos al clero. Es que en este momento político fueron pocos los que arriesgaron entonar rechazos frente a la Catedral paranaense. Luego de la elección de Jorge Bergoglio como nuevo Papa de la Iglesia Cátolica, políticos y medios de todos los puntos del país comenzaron a analizar la incidencia política que podría tener Francisco. Las especulaciones fueron varias, desde perjudicar al kirchnerismo, hasta beneficiar a la oposición. Pero mientras el debate recorría Argentina, y el oficialismo trataba de recuperarse del traspié de vincular al Sumo Pontífice como entregador de dos jesuitas en la dictadura, militantes y funcionarios comenzaron a bajarle el tono a las acusaciones. Tal vez una de las primeras incidencias políticas en este mes cargado de discusiones alrededor de la figura del Papa sea el tenue reclamo a la iglesia. En la ciudad de Paraná las marchas que conmemoran esta fecha trágica en el calendario argentino ponían en vilo a todas las parroquias de la capital entrerriana, y a la Catedral principalmente. La iglesia organizaba muchas semanas antes el sistema de seguridad frente al templo. Filas de hombres y mujeres se disponían en hilera, algunos rezaban en el momento en que la marcha pasaba agitada exigiendo justicia. El 24 de marzo de 2013, la feligresía paranaense y el arzobispado de Paraná no tuvieron mayores inconvenientes, tal vez por primera vez en mucho tiempo. No fue necesario disponer de grupos de acción católica para que custodien la “Casa de Dios”, ni policías que impidan pintadas en las escalinatas. Exactamente a las 20:00, la marcha oficialista pasó por el lugar y se observó un aislado rechazo a la iglesia. A la cabeza de la movilización dirigentes de la conducción de Agmer, Ate intentaron contagiar a la movilización, pero sólo un reducido número tomó la posta, entre ellos el diputado nacional Raúl Barrandeguy (FPV-Entre Ríos). Más atrás la agrupación juvenil La Campora pasó desapercibida frente a la Plaza 1º de Mayo. En contraste, la JP Descamisados, el PCCE y agrupaciones estudiantiles de la UNER no dudaron y manifestaron las históricas acusaciones. Detrás, Kolina, La Corriente de la Militancia y JP Evita transitaron en silencio. Unas cuadras más atrás llegó la movilización por los Derechos Humanos de Ayer y Hoy, que en este punto no se diferenció del kirchnerismo. También se registraron aislados cantos contra la iglesia. Agmer Paraná entonó un rápido rechazo a la complicidad de la iglesia durante la dictadura, y al final de la movilización el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) repudió enérgico el papel que tuvo la cúpula eclesiástica durante el terrorismo de Estado.