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a elite paranaense tiene algunas divisiones históricas: En lo mas alto está el Club de los 100 Millones (siempre en moneda extranjera y verde) que integran familias tradicionales que no es necesario mencionar los apellidos en esta oportunidad. A ese Club, no es suficiente contar con el efectivo (los 100 palos o más) además hay que tener el aval de los demás miembros, la mayoría de origen hebraico. El último en ingresar sin esta ultima condición es un industrial del plástico paranaense. También están los industriales, que no son aceptados o directamente dicen no interesarle los negocios internacionales del club de los 100 millones (nadie les cree). Otros, son los ordenados por apellidos tradicionales que lograron mantener y hasta multiplicar las herencias de padres y abuelos (clap clap clap...aplausos...aunque igual no les alcanza para el análisis de saliva exhaustivo que exige el Club de los 100 millones) Más abajo están las familias tradicionales que se encargaron de destruir fortunas; siguen tomando café y haciendo intelectualidad con lo poco que les queda y el peso de un apellido en franca devaluación y alguna propiedad en el Parque Urquiza, que llegan a alquilar para vivir en un departamento en el centro y que les quede para gastos de Bar. Después están los nuevos ricos y sus variantes: Son los mas despreciados por el resto de los mencionados más arriba, peor aún si la tienen de procedencia dudosa, y más rechazo social si son oscuritos de piel, y lo peor!!!, las esposas de estos teñidas al mejor estilo "se me cayó la lavandina en la cabeza". Parece que un diputado provincial habría alcanzado esta última categoría y rápidamente quiso mezclar su oscuridad con los estratos sociales de más arriba. Así que empezó a teñir de rubia a su mujer, la empezó a vestir como adolescente (pese a que las arrugas muestran la verdad) y la asoció a ella y a su familia al lugar donde confluyen muchos de los sectores sociales que hemos descripto: El Club Nautico de Paraná. "Pero aunque a la mona la vistan de seda....", comentó ante RUMORES una señora de doble apellido, socia vitalicia del Nautico y esposa de un integrante del Club de los 100 Millones. "Daban asco, el tipo teñido de anaranjado y ella una ridicula total...unos irrespetuosos y el tipo un baboso cuando la mujer no estaba...nosotros nunca le dimos charla....ellos venian con gente como ellos...hasta que un día la tipa empezó a pelearse con todos...en la pileta armó un escándalo y amenazaba con que no saben con quien se meten...no saben quien es mi marido", relató la dama horrorizada. ¿Y tuvieron miedo cuando se enteraron quien era el marido?...preguntó nuestro roedor a la señora de doble apellido. "Miedo...por favor...los echaron del Nautico". Cuanta razón Mastercard!!! Hay cosas que el dinero no puede comprar.