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l 26 de septiembre, Villa Libertador San Martín celebró un nuevo aniversario de su fundación. Y según cuenta un manojo de roedores a RUMORES, el de este año fue un festejo sin precedentes, donde el dato que más sorprendió fue la escasa participación de los pobladores al acto central, que fue presidido por el mismísimo Gobernador. Como habrá estado todo de raro, que ni Pancho Dotto puedo hacer su paso (ya tradicional) con la caravana de autos antiguos que atesora en el campo que tiene en esta misma localidad, y donde desde hace 10 años festeja su cumpleaños que, también es el 26 de septiembre. El palco estaba sobre la avenida principal de la Villa y enfrente se habían dispuesto unas cuantas hileras de sillas, que fueron ocupadas por la prensa oficial, porque los vecinos nunca llegaron, amén del dueño y las empleadas de la heladería ubicada en diagonal, con la heladera instalada en la vereda, a la caza de los transeúntes que suponía iban a llegar. El acto debía empezar a las 15, pero se retrasó 20 minutos El anfitrión fue el intendente vecinalista, Rubén Ordóñez; y el invitado de lujo, el Gobernador, que llegó acompañado por una abultada comitiva encabezada el Vicegobernador, los ministros Adán Bahl y Carlos Ramos, el senador Daniel Kramer y el diputado Juan Carlos Darrichón, que estuvieron acompañados por la intendenta de Diamante, Claudia Gieco. Los discursos transcurrieron por los carriles normales: un repaso histórico; el proyecto nacional; el sueño entrerriano; y en el cierre, el “regalo de cumpleaños”: las ofertas de la licitación pública para la obra de acceso a Puiggari, aporte a los bomberos y contrato para ampliar la red cloacal y el traslado de lagunas. Sin glam La presencia del gobernador obligó a las autoridades municipales a tomar recaudos, por lo que, cortaron algunas cuadras circundantes al escenario principal. Y la consecuencia de esta determinación la sufrió Pancho Dotto, quien desde hace 10 años festeja su cumpleaños en El Refugio, un campo que posee en la Villa, y hasta donde llegaron unos 100 invitados. Todos los años, desde hace una década, Pancho sube a sus amigos y amigas a los autos antiguos que atesora en su chacra y salen a recorren el pueblo, sumándose así a los festejos con el resto de los vecinos. Pero este año, lo que ya es un clásico, no pudo ser. El corte de calle no le permitió avanzar por la avenida, y la ausencia de pobladores lo dejó pasmado. De regreso a su campo, extrañado aún con lo sucedido, reflexionó: “este año el festejo se politizó, y eso a la gente no le gustó nada; se ve que acá no son oficialistas… que no es mi caso”, habría razonado Pancho ante sus seguidores.