A
costumbrada al contrabando de cigarrillos truchos desde países vecinos, sobre todo Paraguay, la industria tabacalera se convulsionó con la novedad de que también había fábricas que adulteraban marcas y evadían impuestos dentro del territorio nacional. En Concordia, la justicia federal acaba de desbaratar a una de ellas. “Tabacalera del Litoral SRL”, tal el nombre de la firma, fue allanada en la madrugada del 5 de diciembre por orden del Juzgado de Concepción del Uruguay. Hasta ese momento, el juez Pablo Seró solo tenía sospechas a partir de una denuncia de Massalin Particulares. En el lugar todo se confirmó: cuando irrumpieron los gendarmes se estaban produciendo cigarrillos con la marca “Philip Morris”. Con el correr de las horas y tras 14 allanamientos simultáneos (además del galpón de Concordia, 75 gendarmes revisaron dos depósitos, dos empresas de transporte, una imprenta y varios domicilios), las cosas fueron subiendo de tono. Se encontraron 494 kilogramos de estampillas falsas, las necesarias para 3,5 millones de paquetes, cuyo valor llega a unos 25 millones de pesos. Además se incautaron 5 millones de cigarrillos falsos listos para vender y 33 toneladas de hebras de tabaco, 7 millones de filtros y 7 mil bobinas de papel de fumar, entre otros insumos. Que el objetivo sea la falsificación quedó claro porque se hallaron marquillas de Philip Morris, Marlboro, 51, Viceroy, CJ (para Argentina), Marlboro (para EE.UU.), Rodeo y Blitz (para Paraguay) y Belmont, Pall Mall y Hilton (para Chile). “Un festival de la truchada”, graficó una fuente. En la imprenta Pesout SA, de Valentín Alsina, se encontraron películas y planchas para la impresión de etiquetas. El impresionante operativo contó con la participación de gendarmes de varios destacamentos de Entre Ríos y no solo de Concordia. Esto alentó sospechas sobre una posible complicidad desde organismos nacionales como la propia Gendarmería y la AFIP. También se sospecha de una fuerte cobertura desde la política provincial. Creada en 2006, Tabacalera del Litoral pertenecía originalmente a tres mujeres que decían querer exportar desde Concordia cigarrillos a Rusia y África. En 2011, luego de varias cesiones accionarias, ingresó a la empresa un hombre llamado Raúl Alberto Molina. Es el único que permanecía detenido tras los allanamientos. El lunes pasado, unos 60 trabajadores de la firma protestaron por las calles de la ciudad, reclamando por sus fuentes de trabajo. “Liberen a nuestro patrón”, decía uno de los carteles que portaban.