D
e la redacción de INFORME DIGITAL “Rechazar las expresiones vertidas por el diputado Almará en el programa radial La Saranda el pasado 17 de marzo de 2014 en ocasión de entrevistar públicamente al aire a una joven de esta ciudad”. A eso se limitó la acción de la Cámara de Diputados de la provincia con respecto a la aberración cometida con un legislador provincial que trata con gracia (como si eso fuera posible) un flagelo como la violencia que cuesta la vida a cientos de mujeres cada año. Alcanzó un pedido de disculpa, destacado unánimemente por los legisladores, que a su vez entendieron que fue suficiente la resolución aprobada para reparar el daño causado. “Era necesario que esta Cámara se expresara y no dejara pasar este tema”, dijo el radical Agustín Federik a la hora de argumentar sobre lo que aprobaron los bloques del FPV, la UCR, el PS, el Frente Renovador, el Partido de la Cultura y el Trabajo, el Fap-Gen y el Encuentro Amplio entrerriano. A su turno, el diputado de Gualeguay del oficialismo Juan José Albornoz había sido el encargado de explicar por qué el kirchnerismo que descabezó a Almará por agraviar a Estela de Carlotto perdonó al diputado que acosó verbalmente a una menor a quien presionó psicológicamente para decir por radio su edad de debut sexual. “La violencia contra los ciudadanos también puede ser ejercida desde los medios de comunicación”, dijo Albornoz para meterse en tema y expresó el repudio “a un hecho público ocurrido por estos días donde se ofenden, se denigran, se menoscaban los derechos de una mujer, de una niña”. “Veo con muy buenos ojos y me parece importantísimo que haya un acto de reconocimiento de que se cometió un error, que haya un pedido de disculpas y que haya una posibilidad de subsanar esta situación”, dijo haciéndole una concesión a Almará. De todas maneras, el legislador del FPV aclaró: “no considero que sirva que los repudios se hagan en circos mediáticos y en medio de operaciones de prensa sino que lo hagamos en este ámbito, con el respeto que merecen esos temas”. “Y también, como miembro de un poder de la democracia, pedir disculpas por las actitudes que ofenden las normas vigentes, porque si algo puede menoscabar la institucionalidad es que miembros de los poderes que sancionen las leyes las violemos o no las reconozcamos o no las observemos en nuestra conducta personal”, concluyó.