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unque explícitamente su objetivo es garantizar la paz y la institucionalidad democrática, la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) de la ONU (iniciada en 2004) ha sido fuertemente criticada por la ocupación militar del territorio y por ser funcional a los gobiernos de turno. En medio del alboroto por la liberación de los 3 cubanos detenidos en Estados Unidos y la largamente esperada reanudación de relaciones entre el país del norte y Cuba, sumado al clima de integración y fraternidad que se vivió en la Cumbre del Mercosur en Paraná, el Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel le escribió al presidente uruguayo, José "Pepe" Mujica, para reiterarle el "pedido y esperanza, para que concrete ya el retiro incondicional de todas las tropas uruguayas ocupando a ese pueblo hermano". Pérez Esquivel ya había tenido una conversación sobre el tema con Mujica en septiembre del año pasado, donde el mandatario uruguayo indicó que retiraría las tropas ya que “una cosa es ayudar y otra convertirse en guardia pretoriana de una dictadura”. "La gravedad de la actual crisis político-social, señala Pérez Esquivel, no debe ser motivo para postergar la toma de decisiones necesarias para el bien de Haití y de nuestra región en su conjunto". El Premio Nobel de la Paz aclara que el pedido es extensivo a los gobiernos de todos los países partícipes de esta ocupación y “de América Latina en especial”. En momentos en que además recrudece el involucramiento directo de la MINUSTAH en la represión de las manifestaciones populares, denuncia que "es doblemente inaceptable que nuestros países siguen cumpliendo con una ocupación tercerizada por los poderes centrales, cómo EE.UU., Francia y Canadá, cuya injerencia permanente y recolonización avanzada se hacen cada vez más ostensibles". "Haití necesita la solidaridad fraterna de América Latina -continúa Pérez Esquivel- y hay ejemplos concretos de políticas generosas como por ejemplo las de Cuba en particular, que podrían ser multiplicadas en respuesta a las necesidades y pedidos haitianos". Le Premio Nóbel concluyó expresando su confianza en que el Presidente Mujica "sabrá abrirle paso a la posibilidad de una nueva relación entre América latina y Haití, entre América latina y los poderes centrales". Para eso, "cuenta con el apoyo de muchas organizaciones de su país y de toda América Latina y el Caribe", le asegura, adjuntando el Pronunciamiento solidario reciente de una veintena de redes y organizaciones regionales e insistiendo "no hay mejor momento para poner fin a la perversa continuidad de esa ocupación, a través de las tropas de nuestros países".