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a movilización del 18-F, convocada por fiscales pero que el Gobierno calificó como una marcha opositora -en la que participaron los candidatos presidenciables de la oposición además de múltiples dirigentes anti-K-, terminó de activar las alertas en la Casa Rosada para convertir el mensaje de Cristina de Kirchner ante la asamblea legislativa, el domingo 1 de marzo, en un megashow callejero en el que la Presidente pueda demostrar un acompañamiento masivo. El operativo está en marcha y todos los dispositivos del oficialismo están aceitados para que la concurrencia a la Plaza del Congreso sea numerosa. En el Gobierno no se animan a dar un número aunque un dirigente, referente de un grupo importante, habló de más de 100 mil personas "como piso" de asistencia, consignó Ámbito Financiero. Ya se prepara, de hecho, un montaje de pantallas y sonidos afuera del Congreso para que los asistentes puedan seguir el discurso de la Presidente, que será el último de su período constitucional como mandataria. Los anteriores más recientes fueron extensos -más de dos horas- y se espera que el que viene siga con la misma línea. La concurrencia que prepara el oficialismo, de gobernadores a organizaciones sociales, puede toparse con un dato duro: la oposición evalúa faltar masivamente a la apertura de sesiones que encabezará Cristina.