E
l secretario general de la CGT Azopardo Hugo Moyano le pidió una audiencia al Presidente Mauricio Macri. El líder del PRO ya lo había privilegiado como su interlocutor sindical al concederle un almuerzo antes de desembarcar en Balcarce 50. Pero esta vez, la cita pedida por el jefe camionero no se concretó, por lo que la respuesta llegó con un durísimo comunicado de la CGT, en el que Moyano advirtió sobre la falta de estadísticas confiables, la inflación y el empleo. El documento se tituló "Emergencia Estadística y Pacto Social". La CGT moyanista le exigió al Gobierno que dicte la "emergencia estadística" para no "negociar con los ojos vendados" los aumentos de salarios. Fue la respuesta al ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, quien pronosticó una inflación de entre el 20 y el 25 por ciento, y que hace unas semanas había pedido a los gremios que moderaran sus reclamos para evitar despidos. La "alianza" en peligro En su mensaje, Moyano apeló a términos que lo distanciarían de su rol de aliado del macrismo, como se insinuó tras el ballottage. Habló desde el erosionado poder de compra de los salarios, hasta la desprotección social de aquellos que trabajan en informalidad; amén de la eliminación del "impuesto al trabajo" (Ganancias) y del IVA aplicado a los productos de la canasta básica. "La CGT quiere saber además cómo será nuestra participación en las ganancias empresariales, para que el concepto de productividad tenga sentido", puntualiza el manifiesto cegetista. El líder camionero señaló una "explosión de precios", para referirse a la inflación; de una "saga de malas noticias para los trabajadores", cuando mencionó los ajustes en las tarifas de los servicios públicos y la cancelación de contratos laborales. Y rumbo a lo que será el campanazo de largada para las paritarias, lanzó: "Hubo una devaluación violenta que produjo una transferencia de recursos causando un deterioro mayúsculo en los ingresos". Además, condicionó su asistencia al eventual llamado a un pacto social, con el Gobierno y los empresarios, que se postergó sin una fecha concreta. "Siempre nos encontrará abiertos a la discusión franca y superadora, claro que sin agendas restrictivas que pretendan conculcar nuestros legítimos derechos", señaló Moyano. La inflación en el centro de la escena La redacción del comunicado de la central obrera quedó a cargo de los dirigentes Juan Carlos Schmid y Jorge Sola, los responsables del Observatorio de Datos. Desde que rompió su alianza con el kirchnerismo, Moyano confió en ellos la creación de un Observatorio de Datos Económicos y Sociales. Religiosamente, desde allí surgen estadísticas que refutaron las mediciones oficiales, sobre todo, las vinculadas con el aumento de los precios. Con la publicación moyanista, la entidad aportó una curva que generó alarma: la inflación superó el 90% en los últimos tres años. Según el relevamiento, fue de 27% en 2013, de 35% en 2014 y de 29% en 2015. "La inflación de los últimos tres años creció más del 90%", apuntó, calculando en 12 millones la cantidad de argentinos que viven hoy en la pobreza, y a otros 2 millones sumergidos en la indigencia. El ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay anunció esta semana que el Gobierno prevé una inflación de un dígito para 2019. En privado, el Presidente reconoció que la escalada de precios y la pulseada salarial son dos de los temas que más lo inquietan. El escenario a corto plazo Hasta ahora, el primer gremio en negociar salarios fue la Asociación Bancaria (AB), que agrupa a los trabajadores del sector. El jefe de la AB, Sergio Palazzo, reconoció que intentarán repetir la estrategia de 2015: pactar el pago de una suma fija entre enero y marzo y postergar el acuerdo anual para abril. Otros gremios repetirían el mecanismo. La negociación de los bancarios se retomará la semana próxima, aunque el gremio ya obtuvo un beneficio: acordó un bono de fin de año por $ 5500. Las advertencias sindicales, por el momento, no cruzaron el campo de la retórica. La poderosa Confederación de Trabajadores del Transporte anticipó que en febrero saldría a la calle para presionar por los alcances del impuesto a las ganancias, una de las promesas de la campaña electoral macrista.