E
l presidente Mauricio Macri participó este domingo de la misa de clausura del Congreso Eucarístico que se desarrolló en Tucumán donde fieles todo el país participaron de la celebración congregados por las imágenes de la Virgen del Valle de Catamarca y la del Milagro de Salta. Desde allí, llamó a "erradicar la corrupción". El mandatario concurrió a la misa del cuarto día del Congreso acompañado por su esposa Juliana Awada, la vicepresidenta Gabriela Michetti y parte de su gabinete, quienes fueron recibidos por el gobernador local, Juan Manzur. Previamente, el mandatario mantuvo un encuentro previo con el delegado pontificio, el Cardenal Giovanni Battista Re, quien destacó en la multitudinaria misa de clausura del encuentro que se necesita "conseguir una verdadera reconciliación entre los argentinos en la justicia, en la fraternidad, en el amor y en la paz, para hacer crecer la cultura del diálogo y del encuentro". Vencer la pobreza El presidente Mauricio Macri abogó en favor de "vencer todas las formas de pobreza, erradicar la corrupción en todas sus manifestaciones y proteger la vida desde su concepción hasta la muerte", al dar lectura a una Oración por la Patria en el cierre del XI° Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Tucumán. El Presidente también hizo una invocación a "nuestro Señor Jesucristo para cuidar la naturaleza de nuestra casa común y para convivir en paz con todos los pueblos de la tierra". "Todo te lo pedimos confiando en la intercesión de la Virgen tan amada por nuestro pueblo y que nos acompaña desde siempre en Tucumán", señaló. Estuvieron junto al primer mandatario, entre otras autoridades, la vicepresidente Gabriela Michetti, el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, el titular del Plan Belgrano, José Cano; el secretario de Culto, Santiago de Estrada, y el subsecretario del área, Alfredo Abriani. Entre los representantes eclesiásticos se encontraban presentes el nuncio apostólico en la Argentina, monseñor Emil Paul Tscherring; el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Poli, y el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca.