C
omo inicio de un plan de lucha contra los despidos y las suspensiones, en su primera reunión formal del año, la Confederación General del Trabajo (CGT) llamó a un paro general para la segunda quincena de marzo y a una movilización para el 7 del mes próximo. Será la primera huelga general que enfrentará el presidente Mauricio Macri. Con duras críticas por incumplimientos del pacto rubricado en la Mesa del Diálogo y la Producción para frenar despidos, el triunvirato cegetista anunció que abandonará esa instancia de encuentro con el Gobierno y las principales cámaras empresarias. "Ya no hay tiempo para el diálogo", dijo Héctor Daer, a la salida del cónclave gremial. "Hubo mucho compromiso, pero no asumieron ninguno. Empresarios y el Gobierno están jugando en conjunto y eso va en contra de los trabajadores", agregó el líder del gremio de Sanidad. El cese de actividades anunciado -con otra movilización- será "total" a partir de las 12, en un día todavía por definir en la última semana de marzo, aseguraron los líderes de la CGT. A la cabeza del reclamo estarán los gremios industriales, los que más fuertemente elevaron la voz ayer en la reunión del consejo directivo. Los metalúrgicos (UOM) conforman uno de los sectores más afectados por despidos y suspensiones, pero ya anunciaron su participación los gremios del transporte. El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, advirtió que "cada vez hay menos fuentes de trabajo". La necesidad de una medida de fuerza fue casi unánime en la CGT. Además del triunvirato de mando, en la reunión estuvieron Pablo Moyano (Camioneros), Francisco Gutiérrez (UOM), Armando Cavalieri (Comercio), Fernández (UTA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Gerardo Martínez (Uocra), Sergio Romero (UDA), Andrés Rodríguez (UPCN) y Omar Maturano (La Fraternidad), entre otros. Los jefes de la CGT cuestionan que el sector empresario incumplió, ante la "pasividad del Gobierno", las dos actas rubricadas a fines de 2016: el pago de un bono de fin de año con un piso de $ 2000 y el compromiso de no despedir ni suspender trabajadores hasta marzo. En la Casa Rosada aseguraron a La Nación que existe una "profunda diferencia de diagnóstico" con la CGT sobre los despidos y señalaron que "el Gobierno reconoce que no está todo bien, que existen dificultades en sectores particulares, pero que comenzó la recuperación y no se justifica un paro". En Balcarce 50 expresaron que existe una situación de "conflicto interno en la CGT y para mantener la unidad se tienen que pelear con el Gobierno, y máxime con una situación del peronismo dividido".