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e la redacción de INFORME DIGITAL Sonia Velázquez tiene públicamente un perfil bajo, se muestra como una mujer de carácter distendido y escucha mucho más de lo que habla. Pese a este perfil tiene una historia de lucha y enfrentar el poder desde adentro cuando este estaba en la cresta de la ola. Es licenciada en trabajo social y hace mas de 20 años que se desempeña en la administración pública. En 1993 trabajó en las primeras etapas del PROMIN (Programa Materno Infantil de Nutrición). En la gestión de Busti (1995-1999) volvió a ocupar un puesto en este programa y luego retornó a su puesto originario en el Hospital San Roque hasta agosto de 2003, cuando por concurso obtuvo la delegación del Ministerio de Desarrollo Social. La saga de los lugares que siguió ocupando es vasta. Como delegada de ATE fue una de las primeras voces en denunciar en el gobierno de Sergio Montiel, antes de la explosión social del 2001, al director del Hospital San Roque, Alfredo Berduc, por la falta de insumos para seguir trabajando. El dato más reciente es que le presentó, en marzo de 2017, la renuncia al ministro que ahora le toca reemplazar. Sonia Velázquez se fue de la dirección del área Materno Infanto Juvenil de la cartera y de la Coordinación de la Unidad de Gestión de Programas de Salud. El carácter de “indeclinable” de su renuncia parecía ponerle fin a una extensa carrera en la salud pública entrerriana. Entre bambalinas en el ministerio de salud se adjudicaba su retirada a que como ex delegada de ATE no podía avalar, de un Ministro que respondía a UPCN, sus formas de financiamiento así como las partidas presupuestarias, sus modos de rendición de fondos y su gestión de recursos humanos. “Quienes me conocen, saben de mi vocación y apego por el extremado control de gestión. Los que estamos desempeñando tareas en el Estado administramos recursos que no nos pertenecen, sino que son del pueblo”, es la frase que repite Sonia Velázquez cada vez que se le preguntaba por su rol de funcionaria. Pero el enfrentamiento más duro y público al poder lo tuvo contra la ex ministra de salud Graciela Degani. En el 2004 Velázquez apoyó la denuncia contra un hombre del riñon de la ministra Degani. Se trataba de Luis Mariani, titular de la vecinal Jorge Newbery de Paraná, por el desmanejo de los fondos públicos, pero además por amenazas contra quienes tenían a su cargo hacer el seguimiento de las inversiones que debía realizar en el comedor que regenteaba Mariani. Un año después, en 2005, Degani dispuso una instrucción sumaria en el hospital materno infantil San Roque contra Sonia Velázquez, porque ésta advertía acerca del uso de psicofarmacos en los trabajadores del hospital. Los resultados cantan: Finalmente el ex gobernador Busti, que era amigo personal de Degani, tuvo que echarla de su cargo por el recordado escándalo de detección de una partida de alimentos en mal estado destinada a programas sociales que fue enterrada en inmediaciones de Paraná. Mientras, Velázquez siempre siguió con su carrera en ascenso dentro de salud. Paradojas del destino, Degani, fue reemplazada por Gustavo Bordet.