La Casa Rosada no admite la candidatura a diputado nacional del intendente con tantas causas abiertas y procesado por narcotráfico. No le dieron el pegado de boleta y es inminente que Varisco tenga que bajar su candidatura.
A
sí de dura fue la definición que se tomó a nivel nacional,
según pudo reconstruir INFORME DIGITAL. El intendente podrá presentarse pero
quedará impedido de pegar su boleta con la de Mauricio Macri y Miguel Pìchetto,
determinando así que el arrastre de votos de la fórmula presidencial de Juntos
por el Cambio no le sume nada.
Así, queda descartado el posible pegado de boletas entre el
intendente paranaense como candidato a diputado nacional y el primer binomio
nacional del oficialismo, una posibilidad
que estaba en estudio de la Casa Rosada, según reveló Augusto Alasino en
declaraciones a INFORME DIGITAL.
Según Alasino, la candidatura legislativa de Varisco tenía el visto bueno del flamante candidato peronista a vicepresidente de Macri, que sobre las causas por narcotráfico y defraudación a la administración pública que se le siguen al alcalde entrerriano había antepuesto la presunción de inocencia hasta que haya sentencia.
Cabe recordar que Alasino fue quien le acercó a Pichetto la postulación del paranaense. Varisco afronta, en la Justicia Federal, un juicio oral con fecha en 2020 por financiamiento de la banda narcotraficante de Daniel "Tavi" Celis.
Además, en los Tribunales provinciales se lo juzgará por defraudación a la administración pública, por el caso de la Mutual Modelo en el que se habría intentado desviar fondos municipales en favor de la empresa, y además por "hurto de energía eléctrica", expediente que se inició con el escándalo por el presunto "enganche de la luz" que tenía en la casa que habitaba.
Pero el criterio de Macri fue distinto y decidió no quedar
pegado a la foto de Varisco con su boleta por la reelección presidencial. En la
decisión pesó también la posición del jefe de Gabinete, Marcos Peña, el
custodio de la imagen de Cambiemos en la opinión pública, y la de Elisa Carrió,
que castigó a Varisco las veces que visitó Entre Ríos en el último año.
La actitud del gobierno nacional con Varisco tuvo un giro
drástico a partir de la causa por financiamiento del narcotráfico que empezó a
investigar al intendente entrerriano a mediados de 2018.
La primera señal de
que le soltaban la mano la dio Patricia Bullrich. “Quien se ponga del lado
equivocado tendrá su castigo. Para nuestro gobierno no existen amigos ni
privilegios”, sentenció en Twitter apenas se conoció el procesamiento.
De ahí en más, el único integrante del gobierno nacional que
volvió a visitar al radical en la capital entrerriana fue, varios meses más
tarde, el ministro del Interior y jefe de Cambiemos en Entre Ríos, Rogelio
Frigerio. Hace pocas semanas el funcionario vino a Paraná a respaldar la
reelección de Varisco.
La postura más agresiva contra el paranaense fue la de Elisa
Carrió. En plena conmoción por la causa por narcotráfico, cuando desde la Casa
Rosada y sus medios de comunicación aliados se bajaba la línea de que Varisco
debería renunciar al cargo, la diputada pasó por Paraná y lanzó que “es un
problema de vergüenza de Varisco” su continuidad en la presidencia municipal.
Hace poco, en una gira de campaña que realizó con Atilio Benedetti por la costa del Uruguay, volvió a arremeter contra el intendente por sus lazos con el tráfico de drogas. Los dichos de Carrió tuvieron efectos irremediables en la interna y los resultados electorales de Cambiemos en la provincia y su capital.