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ara el próximo martes la Legislatura de la provincia dispuso tratar el controvertido veto del gobernador Montiel, a la modificación de la ley que despenaliza la prostitución. Al igual que los obispos católicos, los pastores evangélicos de Entre Ríos, salen a la palestra con una postura muy enérgica contra la prostitución, con la intención de influir de manera decisiva sobre la postura que asumirán los legisladores sobre la misma.
En una carta con la firma del pastor Julio Chanda, el pastor Lic. Ricardo Díaz, por el Consejo Pastoral Evangélico de Entre Ríos; el pastor Carlos Schultz por la Fraternidad Evangélica Paranaense y el pastor Jorge Lucero, por las Iglesias Bautistas de Entre Ríos, considera que la prostitución no es un trabajo y que la anulación del inciso 4º del artículo 41 de la ley 3815, “da libertad a que las prostitutas puedan vender sexo en las calles” , cuando “al decir de estas personas, es evidente que no esperan de ustedes resoluciones que las hundan todavía más a un tipo de esclavitud de la que ellas dicen desear salir, sino que las ayuden a tener un trabajo más digno”.
Los religiosos rechazan “con firmeza que las personas que ejercen este tipo de vida han sido y sean todavía objeto de expresiones malintencionadas y de acciones violentas. Tales comportamientos reciben la condena de la comunidad evangélica, donde quieran que sucedan. El mencionado accionar demuestra una falta de respeto por los demás que lesiona los principios elementales sobre los que se basa la convivencia de la sociedad y debe ser juzgado por la ley”, agregando: “que se ejerza la prostitución con o sin prohibición, no es argumento sostenible para dar libertad a la misma. Con tesis como ésta se podría entonces dar libertad para que se robe, se mate o se viole, porque tales cosas existen con o sin ley. Que hayan existido abusos por parte de quienes ejercen la aplicación de las normas se debe actuar sobre ellos y no desentenderse del problema quitando las mismas. En el mejor de los casos se las puede perfeccionar (SIC).
Creemos que la dignificación y protección de la familia debe ser una política de Estado, por lo cual solicitamos se proceda con leyes y estatutos que la defiendan. Si se atenta contra la familia, se socava las bases del mismo Estado”.
“porque atentan contra la familia, la dignidad humana y la moral pública”, si no se prohíbe la venta de sexo en las calles se promoverá “también la prostitución infantil, la trata de blancas, favorecerá la homosexualidad, la instalación de proxenetas que roben la inocencia de nuestros niños y adolescentes, etc”.
Como reflexión final, invita a los legisladores, con una cita bíblica a imaginar “el mundo que les estamos dejando a nuestros niños donde estamos llamando a lo bueno malo y a lo malo bueno” y a manera de despedida elevan un ruego al cielo para que “Dios guíe a los señores legisladores”.
