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ecordó que una noche, a la hora 22, "aparecieron con el proyecto de remuneraciones al Poder Judicial que había que tratar y votar esa misma noche; quince días después, en medio de otra sesión, aparecen con otro proyecto distinto sobre el mismo tema y al que también era necesario tratar de inmediato"."Se supone -interpretó- que los asuntos importantes van a las Comisiones respectivas, se estudian y luego se debaten en el plenario. Pues no, tan urgente era sacar el proyecto Blanco como el Negro. Simplemente se vota, les sobran los votos por supuesto y así uno se ve obligado a tratar asuntos de extrema importancia sobre los que casi opina mientras lee de qué tratan, lo cual es una barbaridad".
Acotó que la última sesión "fue tal la bronca que tenía por ese estilo de trabajo que creo que hasta voté en contra del artículo de forma; ese que dice "notifíquese, comuníquese, etc". Majul aclaró: "cierto es que influyen cuestiones personales, vengo de 5 años agotadores y me pongo extremadamente nervioso cuando no puedo estudiar y pensar previamente un tema. Tartamudeo, me exaspero, y eso no es culpa de nadie más que de uno mismo".
Para graficar su molestia, puntualizó que "en medio de la última sesión se introdujeron dos temas fundamentales: el ya mencionado del Poder Judicial y la destrucción de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas. Prácticamente uno tiene que pensar lo que vota y fundamentarlo, mientras lee el proyecto en la misma banca". Frente a ese panorama, consideró que el estilo del justicialismo "es deplorable y se manifiesta en otro ejemplo; cada vez que hay que elegir representante de la Cámara para algún organismo, el bustismo anuncia 'esta Honorable Cámara ha decidido nominar al Senador Fulano', sin siquiera tomarse la molestia de consultarnos o de informarnos antes, a los opositores".
¿Está todo perdido?. Me parece que la abrumadora mayoría de los senadores son buenas personas y eso es lo que me esperanza en un futuro donde se abandonen estas prácticas.
Además, el Vicegobernador Guastavino, en su rol de presidente de la Cámara, es una garantía de imparcialidad, hasta para soportar ciertos excesos que uno comete por sus arranques de bronca. Veremos qué pasa cuando empecemos a presentar nuestros propios proyectos; en tanto, mantengo la esperanza que la prepotencia de trabajo de uno venza a la prepotencia del número de los otros.