L
es preocupa la cercanía entre los pozos de los que surgen las aguas y piden estudios serios antes de autorizar una explotación masiva. Además, también hay peligro de salinización del suelo, en especial en la napa Ituzaingó, que está por encima del Guaraní y provee agua potable a la población. Esto puede suceder porque, a más de mil metros de profundidad, conviven aguas dulces y saladas, dejadas por el mar que invadió la región hace millones de años y luego se retiró.Hasta ahora, las únicas fuentes de agua salada son las de Villa Elisa y Basavilbaso en el oeste, sobre la cuenca del río Uruguay, y la de María Grande, cercana a Paraná. El director de Hidráulica de la provincia, Sergio Fontana, explicó que "uno de los problemas ambientales es cómo diluir el líquido salado que se descarta, sin afectar al medio ambiente".
Villa Elisa lo envía a una laguna y luego al río Gualeguaychú. En cambio, la terma de María Grande lo reinyecta en el subsuelo con riesgo para la napa superior. "Paramos los permisos de explotación un año, porque podría causar un desastre", dice Fontana.
Un plan con miras al 2007
El proyecto Guaraní fue elaborado por técnicos de Argentina, Brasil, Paraguay Uruguay para lograr, antes del año 2007, el "desarrollo sostenible" del Acuífero. Esto implica conocer en profundidad las características del yacimiento y la aplicación de planes piloto para combatir la contaminación y prevenir la extracción desmedida de agua donde hay gran concentración de usos (termas, agua potable, industrias) y de habitantes. Los proyectos se concentran en Concordia, Argentina; Salto y Rivera, en Uruguay; Santana do Livramenro y Ribeirao Preto, en Brasil; y en Trinidad y Bella Vista, en Paraguay. Sus impulsores se proponen además explorar las posibilidades de usar las aguas termales en procesos industriales. Y aprovechar el calor y la presión del agua para generar una energía sustituta del petróleo. La población que vive en la región del Acuífero ronda los 24 millones de personas, pero considerando toda el área de influencia llega a 70 millones.
Una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, en peligro
Es una cuenca subterránea que abarca Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa y zonas de Brasil, Uruguay y Paraguay. Su sobreexplotación puede hacerle perder potabilidad y salinizarlo.
Una de las reservas de agua dulce más importantes del mundo, el Acuífero Guaraní, una reserva subterránea que cubre 1.190.000 kilómetros cuadrados —de los cuales 225 mil corresponden a territorio argentino—, está en peligro.
El Acuífero, con cerca de 50 mil kilómetros cúbicos de agua, es capaz de abastecer a la actual población mundial, de 6.000 millones de personas, durante 200 años. Pero corre el riesgo de que aumente su salinidad, de que se degrade su composición química hasta perder su potabilidad y perder la presión natural que la hace surgir desde el subsuelo.
Los hidrogeólogos remarcan que antes de mitad de este siglo será un lujo gastar 150 litros de agua en un baño de inmersión. Y advierten que, sin urgentes medidas ambientales, el Acuífero, la gigantesca reserva subterránea que comparten Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, puede estar condenado.