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Hasta ayer ningún funcionario del Gobierno había hablado de las elecciones legislativas del año próximo, que son vitales para el Presidente: será el primer test en las urnas para medir el verdadero nivel de adhesión a su gestión.

Néstor Kirchner intenta mostrarse lo más alejado posible de esa disputa electoral. Sin embargo, le interesa por dos motivos que no haya comicios desdoblados: uno práctico y otro político. Por un lado, se busca reducir los millonarios gastos que supone una convocatoria electoral. Por otro, en el Gobierno se da por hecho un triunfo del peronismo en la mayoría de las provincias.

Y Kirchner, que en ese momento estará en la mitad exacta de su mandato, quiere mostrarse lo más alejado posible de la disputa electoral de 2005. Sin embargo, que no haya elecciones desdobladas es hoy una de sus preocupaciones.

El jefe de de Gabinete se reunió esta semana con dos gobernadores peronistas, José Luis Gioja (San Juan) y Eduardo Fellner (Jujuy), con quienes habló de la intención presidencial de unificar la fecha electoral, según reveló a LA NACION un hombre de confianza del Presidente.

La recepción ante la propuesta de Alberto Fernández habría sido positiva. En rigor, se trató de la primera conversación sobre el tema electoral.

La buena sintonía que existe ahora entre el gobernador bonaerense, Felipe Solá, y el Gobierno, tregua Kirchner-Eduardo Duhalde mediante, se refleja también en este tema, ya que en la provincia de Buenos Aires admiten que no hay intenciones de desdoblar las elecciones legislativas.

En 2005 se renovará la mitad de la Cámara de Diputados -129 legisladores nacionales- y se votarán en ocho provincias los nuevos senadores.

Lo más probable es que las próximas elecciones se realicen con el sistema electoral vigente.

Altas fuentes del Gobierno admitieron que ya no es una prioridad de Kirchner enviar al Congreso los proyectos que prevén cambios en el sistema electoral. Esto significa que los nuevos legisladores se elegirán, como hasta ahora, por la lista sábana.

El ministro del Interior, Aníbal Fernández, terminó hace semanas los proyectos de reforma política, que contemplan cambiar el sistema actual por un sistema mixto como el que se usa en Alemania: un voto por la lista tradicional y otro uninominal.

Ese proyecto y otros, como la instrumentación del voto electrónico y las reformas en la ley de financiamiento de partidos políticos, están siendo revisados ahora por el jefe de Gabinete y por la senadora Cristina Kirchner.

La esposa del Presidente objetó varios puntos de los proyectos del ministro del Interior; entre ellos, la dificultad para que rija el cupo femenino si se aplica el sistema electoral alemán. Esa sería una de las razones por las que el Gobierno tiene congelada hace meses la reforma política.

De todos modos, los funcionarios que trabajan en el tema no admitirán nunca en público que la reforma política no es hoy un tema prioritario de la administración Kirchner.

Fuentes de confianza del Presidente afirmaron que Kirchner no descarta incluso enviar antes de fin de año el paquete de once leyes al Congreso, pero, más que nada, como un gesto político.

El Gobierno tiene por delante, como objetivo legislativo, la aprobación del presupuesto del año próximo, que tiene ya un tema que produce resistencias: que el jefe de Gabinete conserve la facultad de manejar discrecionalmente los fondos del Estado.

La aprobación del presupuesto y la creación de la empresa Enarsa son dos cuestiones prioritarias para Kirchner, y por eso se reunió por primera vez con las autoridades del Congreso y de los jefes de los bloques legislativos.

En esa reunión no se habló de la reforma política como tema pendiente para el año próximo. Si el Presidente decide, de todas formas, enviar los proyectos al Congreso, altas fuentes gubernamentales igualmente admiten que el debate será tan complejo y extenso que no darán los tiempos para instrumentar reforma alguna en las elecciones del año próximo.

El jefe de Gabinete, mano derecha de Kirchner, seguirá la semana próxima con la ronda de consultas informales y reservadas con los gobernadores.

La única provincia que ya había fijado fecha de elecciones legislativas fue Misiones, previstas para enero próximo. El gobernador de Misiones, Carlos Rovira, hizo esa jugada con el objetivo de no dar tiempo a sus opositores para armarse y ser el primero en ofrecer a Kirchner una victoria. Ahora el tema está trabado por la Justicia.

Rovira tiene buena relación con el Presidente, y por eso en el Gobierno descuentan que se sumará a la intención de unificar los comicios.

El kirchnerismo no tiene definido su candidato para enfrentar a Elisa Carrió en la Capital. Hasta ahora, quien podría dejar el Gabinete para competir en el distrito porteño es el canciller Rafael Bielsa, aunque la decisión se tomará más adelante.

La unificación electoral le permitirá también a Kirchner, según el análisis que se hizo en su entorno, amortiguar un eventual triunfo de Carrió, tal como lo señalan todas las encuestas. La líder de ARI es la enemiga pública de Kirchner y las críticas que más le irritan son precisamente las de ella.

El Presidente tiene encuestas en las que conserva su imagen positiva alta, pero sabe que en las próximas elecciones se definirá si logra o no un apoyo en las urnas que será decisivo para la segunda mitad de su mandato.Fuente: La Nación