P
or otra parte, los patrimonios de los ex senadores acusados de haber recibido coimas para aprobar la Reforma Laboral, en abril de 2000, están siendo sometidos desde hace un par de semanas a un peritaje contable. La medida fue dispuesta por el juez de la causa, Daniel Rafecas y apunta a establecer si de las cuentas bancarias o de otros movimientos financieros de los ex legisladores se desprende el cobro de los sobornos que el Gobierno de la Alianza habría repartido para asegurarse la sanción de una ley considerada clave.El peritaje incluye no sólo al radical José Genoud y al peronista Emilio Cantarero, que llegaron a estar procesados por su presunta participación en el hecho. También abarca a otros imputados que hoy gozan de una falta de mérito, como Alberto Tell, Augusto Alasino, Remo Costanzo, Julio San Millán, Ángel Pardo, Raúl Galván, Javier Meneghini y José Luis Gioja, hoy gobernador de San Juan y aliado político del gobierno de Néstor Kirchner.
La elaboración del informe está a cargo del cuerpo de peritos de la Corte Suprema. Es una de las 26 medidas de prueba que la Cámara Federal recomendó en septiembre del año pasado, cuando anuló los procesamientos de Genoud, Cantarero, del ex jefe de Inteligencia, Fernando Santibáñes, y del ex empleado parlamentario Mario Pontaquarto.
Según versa el informe de Apf, los cuatro habían sido considerados posibles autores del delito de cohecho por el juez que entonces tenía la causa, Rodolfo Canicoba Corral. Sin embargo, los camaristas Martín Irurzun y Horacio Vigliani entendieron que la investigación no estaba completa y anularon esa resolución. Desde que asumió en el mismo juzgado, Rafecas viene cumpliendo todas esas medidas. Entre otras, volvió a indagar al arrepentido Pontaquarto, le tomó testimonios a gente de su entorno y a un espía que dice haberlo visto en la Side el día que de allí habrían salido los 5 millones de pesos/dólares de los sobornos.
Como dispuso la Cámara, Rafecas también le pidió a la central de inteligencia registros informáticos sobre posibles ingresos de Pontaquarto a ese edificio cuando el señor cinco era Santibáñes. Queda pendiente un nuevo reconocimiento del lugar por parte del arrepentido, con las defensas de los senadores imputados, y algunos careos, como con el mismo Santibáñes y con su secretaria, Gladys Mota.