E
n el lugar estuvo el juez Héctor Toloy, quien siguió de cerca el trabajo que realizaron los efectivos de Bomberos Zapadores. Además, como en la jornada anterior, estuvo la abogada Nora Lanfranqui, quien representa a Mirta Cháves, y efectivos de la División Homicidios. La tarea de remoción del fondo del pozo se desarrolló por espacio de dos horas y media y se excavaron 13 metros y medio. Un efectivo de bomberos comentó que “se cavó hasta que se tocó tierra firme y allí terminó nuestra labor”, dejando en manos del juez cualquier información acerca de lo que se retiró del pozo. Alrededor de las 11.30, y en función de que ya nada se podía hacer allí, Toloy dio por terminada la tarea de verificación del aljibe, al que consideró “descartado”.Pero, en un nuevo giro en la tarea de investigación, el grupo se trasladó hacia calle 664 y General Espejo, en pleno corazón del barrio La Pasarela, para realizar una tarea de inspección del arroyo Antoñico, tendiente a evaluar las condiciones de futuros trabajos de investigación en el mismo. En función de que se podría emprender un nuevo rastrillaje del mencionado arroyo, el juez Toloy evaluó, junto a los expertos, las condiciones del terreno, la profundidad del cauce de agua y otras cuestiones a tener en cuenta para lo que podría llegar a ser un nuevo recorrido del arroyo en busca de pistas de la niña desaparecida el 25 de junio de 2004. En ese sentido, personal de bomberos descendió por las barrancas del arroyo y arrojó grampines al agua con el objeto de constatar la profundidad y las condiciones del lecho.
Toloy indicó que “estamos mirando el lugar para ver cómo se podría trabajar. Esto se hace en función de evacuar todas las dudas y que no queden cabos sueltos”.
Según se informó posteriormente, las tareas investigativas se interrumpirían hasta la semana que viene, sin perjuicio de que el juez disponga otros pasos a seguir para los próximos días. El arroyo Antoñico ya fue objeto de un rastrillaje en procura de rastros de Fernanda Aguirre. De acuerdo a lo comentado por los efectivos presentes en el lugar, en aquella oportunidad se lo recorrió, arrojando grampines al agua, desde calle 664 y General Espejo hasta el caño que sale a calle General Galán.
También trascendió que en algunos lugares el arroyo tiene una profundidad de 4 metros y la gran cantidad de basura que se arroja diariamente dificulta las tareas de rastrillaje. (diario Uno)