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La indignación de las autoridades se hizo sentir porque frente a la desesperanza de los menores por no poder ingerir los alimentos, se estableció que los que produjeron el hecho son, casi con seguridad, de la propia barriada. Uno de los integrantes del comedor comunitario alertó que “los que se llevaron los dos cilindros, son de por acá, porque en la calle quedó la rastrillada de las marcas cuando lo arrastraron hasta una cortada y allí desapareció, como que lo hubieran ingresado a una casa”.

“Lo peor del caso es que algunos de estos ladrones son tíos o familiares directos de los niños que hoy (por ayer) y mañana (por hoy) no podrán desayunar ni cenar”, alertó enojado por “la falta de códigos de los delincuentes, que antes al menos respetaban el barrio. Ahora les da lo mismo robar al comedor, a la iglesia, en la escuela o propia la casa de la madre o en el centro de Paraná”.

El comedor se encuentra ubicado en la zona de calles 542 y Mosconi del barrio, que en los últimos días no sólo vive el robo constante, sino las infernales balaceras producto del choque de al menos dos bandas de delincuentes que pretenden controlar el barrio y los alrededores. “Estos degenerados andan armados todo el tiempo y la Policía no hace nada. Estos tipos quieren manejar el barrio para seguir distribuyendo tranquilos la droga”, informó otro vecino molesto por el robo de los cilindros al comedor comunitario.

La conversación se desvió del tema original para seguir indagando sobre las bandas que asuelan en el lugar. “Se los ha denunciado, pero cada vez que se les realizan los allanamientos, siempre las armas desaparecen. ¿Por qué? Porque seguramente alguien de la Justicia o la Policía les avisa”, comentó en forma intrigante el hombre.

Por otra parte, Marta, la encargada del comedor no podía ocultar su preocupación por no poder atender a los niños que forman parte del centro de contención que es apoyado íntegramente con fondos de la Nación. “Como era feriado no pudimos encontrar a nadie para que nos ayudara, pero así y todo el problema era cómo decirles a los pequeños que no tendrían su plato de comida”. La sorpresa de la mujer fue grande cuando ingresó a la cocina y no prendieron las hornallas. “Quise prender la cocina y no encendía, fui a ver si se había terminado el gas, y no estaban los tubos”, relató sin consuelo, para decir que lo más duro fue enfrentar a los chicos: “Con todo el dolor del alma teníamos que decirles que no había comida por la maldad que hicieron estos malandras”.

De las víctimas, algunos tienen el desayuno y cena como único sustento alimentario. En su mayoría los menores provienen de hogares indigentes en los cuales el drama de la desnutrición les golpea la puerta a cada rato. Desde la comisaría quinta se informó que se recepcionó la denuncia correspondiente y se inició la investigación en base a algunos datos aportados.

Sin embargo, se indicó que el juez de Instrucción en turno Héctor Vilarrodona, recién dispondría para hoy las correspondientes órdenes de allanamiento a fin de ubicar los dos cilindros. Hasta que esto no suceda los 250 niños no tendrán seguro el alimento diario.(UNO)