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Aparentemente, un ex interno de la Unidad Penal 1, que habría compartido bastante tiempo con Claudio Lencina, hizo trascender que lo escuchó contar muy seriamente una historia ligada a la posible participación de una familia de gitanos que podría haber colaborado para sacar a Fernanda de la provincia de Entre Ríos.

Según esta versión, se hablaba de un pago de deudas con dos mujeres y que uno de los parientes de Lencina recibió un vehículo por este trabajito.

Este ex interno, actualmente en libertad, nunca declaró ante la justicia y en los próximos días su testimonio —ya que otras líneas llegan a compatibilizar con esta misma versión— podría motivar al juez Toloy a buscarlo para escucharlo.

Declaraciones

Mientras tanto, una nueva instancia en la investigación del caso del secuestro de Fernanda Aguirre se produjo ayer de tarde en el juzgado de Instrucción 6, a cargo del doctor Héctor Toloy.

Tras seguir los pasos de distintas pruebas que se continúan colectando, se agregaron al expediente las transcripciones de escuchas telefónicas que oportunamente el fiscal federal Mario Silva había encomendado con la finalidad de tener en cuenta los diálogos que pudieran mantener tanto Claudio Lencina desde la Unidad Penal 1 de Paraná, como Mirta Analía Cháves desde la Unidad Penal 6 de mujeres con distintas personas.

Fue así que luego de analizar todas las transcripciones de los casettes escuchados por los peritos, surgieron algunos elementos de interés para la causa que condujeron al magistrado a buscar ampliar estas cuestiones y para ello hizo trasladar ayer de tarde a Claudio Jorobado Lencina, a su mujer, Carina Villanueva y a la madre de ésta y suegra de Lencina, Sara Engelberger. Entre los tres habrían mantenido una serie de conversaciones en las cuales se mencionan detalles que, si bien no son contundentes elementos que permitan el esclarecimiento del caso, si provocan que surjan interrogantes sobre cuestiones ligadas a la causa de interés para los investigadores.

Sara Engelberger se mostraba extremadamente nerviosa ayer a las 16, al llegar al Palacio de Justicia y no se cansaba de repetir “no se que quieren que yo diga si yo no se nada de esto”.

Mas tarde llegó Carina, quien tratando de ocultar su rostro en todo momento se dirigió rápidamente al juzgado, siendo la primera en declarar.

Claudio Lencina, último en ser escuchado por el juez, mantuvo una serie de contactos con su mujer y su suegra en los primeros momentos de la investigación del caso Fernanda, en los cuales repudiaba el llamativo apoyo que su propia familia de brindaba a Miguel Lencina, —pese a que públicamente hasta su madre lo denostaba— sintiendo celos porque a él, luego de la causa Koltunoff, por la cual lo condenaron a 15 años de prisión, lo habían dejado de lado. (El Diario).