E
l ataúd fue descubierto mediante un dispositivo electrónico, en posición vertical, como indicaba la leyenda popular, empotrado en una pared de la bóveda familiar, bajo tierra, informó el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, a cargo de este emprendimiento que comenzó en 2004.El director de Relaciones Institucionales del Instituto, Eduardo Cattaneo, dijo que “se sabía que el cadáver estaba en La Recoleta, adonde fue llevado, se cree, por pedido de Rosas”. “Al cuerpo de Facundo lo trajeron en la misma carreta en que murió, pero después se pierde el rastro, también desapareció la carreta y comenzaron a correr numerosas versiones”, añadió.
Una de las más creíbles, dijo, es la que sostiene que “estuvo un tiempo en la iglesia de San José de Flores”, y que “el cadáver se encontraba de pie y con una espada, para luchar contra la muerte”.
“Se sabía que el cadáver había sido traído a La Recoleta y que estaba en la bóvedad familiar”, agregó Cattaneo, quien explicó que se lo había ocultado “presuntamente para preservarlo de enemigos, ya que había muchas amenazas de que lo iban a inhumar y quemar los restos”.
Cuando el Instituto decidió emprender la investigación y búsqueda del cuerpo de Facundo primero se realizó un trabajo bibliográfico, luego “se pidió permiso a la familia y se empezó a estudiar qué cadáveres había y su procedencia”, siguió el funcionario.
La Comisión Nacional de Energía Atómica aportó al proyecto un aparato que funciona como un ecógrafo, que mide y registra los huecos a través de los muros.
Ese dispositivo detectó un hueco grande en una pared subterránea, detrás de tres catres con cajones, los que fueron retirados para hacer un agujero con una mecha gruesa que permitió ver algo metálico, que luego se comprobó que era un ataúd.