E
l acuerdo entró en vigor a las dos de la mañana (hora argentina) en la ciudad japonesa de Kyoto, ex capital del imperio, donde el protocolo fue adoptado el 11 de diciembre de 1997, y en la que hoy esta prevista la realización de una ceremonia.La Argentina cumplió un papel destacado de la mano del Ministro de Salud y Medio Ambiente, Ginés González García, quien presidió el acto en su carácter de presidente de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas.
El camino para la entrada en vigor del Protocolo estuvo plagado de inconvenientes, sobre todo a partir de la negativa de los Estados Unidos a ratificarlo pese a haber sido uno de sus impulsores en 1997.
Según el documento, los países que producen la mayor emisión de gases de efecto invernadero, en especial dióxido de carbono y metano, deber n reducir esas emanaciones un cinco a un ocho por ciento menos de los que se observaban antes de 1990.
Los Estados Unidos son el país industrializado que más aporta a la atmósfera este tipo de gases, casi un 25 por ciento del total mundial, seguido por China y los países europeos.
La adhesión de Rusia hace tres meses echó por tierra las especulaciones norteamericanas que apostaban al fracaso de las negociaciones, dado que para la entrada en vigor se precisaba de la firma de una cantidad tal de países que en su totalidad alcanzaran el 55 por ciento de las emisiones globales.
Rusia, que aporta el 17,2 por ciento de esas emisiones, permitió acceder a esa cifra, aunque no torció el brazo a la administración Bush que igualmente se negó a firmar el documento.
A partir de la entrada en vigor se abre una nueva instancia de negociación. Los países firmantes, tal como lo manifestaron sus representantes en la última conferencia de las partes sobre cambio climático realizada en Buenos Aires.