P
ara entender el drástico cambio de humor de los agricultores pampeanos no hace falta un gabinete psicológico. El acelerado paso de la euforia a la bronca se aclara con cualquier planilla de gastos e ingresos de la actividad. El más reciente balance, difundido el viernes por la Bolsa de Comercio de Rosario, señala que la renta bruta del sector caerá de US$ 2.300 millones en 2004 a tan solo 140 millones este año. El desbarranque sería del 94%.
La estimación del Departamento de Estudios Económicos de esa entidad muestra los dos fenómenos que se conjugaron para determinar tan notable caída de la rentabilidad. Por un lado, la baja internacional de los granos, de entre 35% y 40% respecto de la cosecha anterior, de terminaría que los ingresos del sector se reducirán este año en US$ 1.200 millones. La caída sería más atenudada, de 14%, debido a que se espera una cosecha récord, cercana a 80 millones de toneladas. Es decir, habrá bastante más para vender, pero a un precio mucho más bajo.
El segundo dato clave es la suba de los costos. Según la Bolsa rosarina pasarán de US$ 5.700 a 6.700 millones. Es decir que el agro transferirá cerca de 1.000 millones adicionales hacia los sectores que le brindan servicios e insumos. Liderando los aumentos figuran el gasoil, los fletes, los herbicidas y los fertilizantes.
Así las cosas, para la Bolsa rosarina la excelente rentabilidad global que mostró el sector en los dos últimos años (cerca de 5.000 millones antes de impuestos) caerá a su mínima expresión. Salvo para los productores chicos o de zonas marginales, la soja seguiría arrojando ganancias (unos US$ 319 millones), y lo mismo sucederá con el girasol. Pero la renta neta sectorial sería sólo de 140 millones, por los quebrantos esperados en maíz y trigo.
Los demás análisis privados coinciden: en general habrá que ser un superproductor (y obtener elevados rendimientos) para "salir hecho". El Gobierno replica que no será tan así, pero hasta ahora no mostró sus números.
Lógicamente, en este nuevo contexto, el enojo de los productores tiene a Economía como gran destinataria. Es que desde la devaluación el Fisco se apropia de una quinta parte del valor de la cosecha por vía de las retenciones. Cuando entraba plata en abundancia, no había mayor problema. Pero ahora que la rentabilidad será exigüa, los chacareros reclaman el final de ese tributo. Si los números de la Bolsa de Rosario finalmente se confirmaran, la paradoja sería que la renta neta de la agricultura pampeana sería menos de una décima parte de lo que el Estado recaudará por derechos de exportación este año, unos US$ 1.900 millones.
"El haber pasado tres años utili zando las retenciones sin haber diseñado un instrumento alternativo muestra a un Gobierno sin ideas ni voluntad política para encarar una modernización en la organización de este sector estratégico", se lamentó el productor y ex subsecretario de Agricultura, Eduardo Manciana.
Mientras las entidades rurales presionan a Economía y se convocan las primeras asambleas de productores, las embrionarias estadísticas de 2005 parecen dar la razón a quienes sostienen que la consecuencia de esta coyuntura será la desaparición del "efecto derrame" del dinero agrícola hacia otras actividades. Por caso, según la Bolsa de Cereales porteña, en enero pasado las ventas de tractores cayeron 16% respecto de un año atrás, y las de cosechadoras lo hicieron 50%.
