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A partir de ese momento se prolongó un proceso complejo de reestructuración de 81.800 millones de dólares del pasivo argentino, que involucró tanto a acreedores externos como residentes en el país.

Esta operación, que fue presentada como la reestructuración de de deuda soberana más grande de la historia, estuvo destinada a cambiar los cientos de títulos dispersos por el mundo por tres bonos nuevos.

La quita de capital propuesta llevó a que, en promedio, el que tenía 100 dólares en títulos a valor nominal deba recibir unos 30 dólares.

Mientras tanto, se continuaron efectuando con normalidad los pagos de los compromisos contraídos con los organismos multilaterales de crédito.

El FMI se atribuyó para sí el papel de acreedor privilegiado por el cual debían recibir con puntualidad los pagos de los vencimientos.

Ante esto, el gobierno argentino aplicó el criterio de 'caja única' de la cual debían salir todos los pagos.

Por esto, siempre aclaró que ante los pagos al Fondo no podía mejorar la oferta a los bonistas, a pesar de las presiones que por este tiempo ejercieron acreedores de varios países, los gobiernos de países desarrollados y el propio staff del FMI.

El mercado financiero coincidían hoy en pronosticar un nivel de adhesión superior al 70 %, un nivel que posibilitaría al país una plataforma de despegue de la economía.

También se hablaba allí de una posible postergación del canje para permitir el ingreso de las abultadas órdenes registradas en las últimas horas.

Sobre esto fue consultado Roberto Lavagna, en una conferencia de prensa que brindó en la Casa de Gobierno, pero el ministro respondió: 'tarjeta roja a esa pregunta'.

Allí reiteró que en el canje de deuda todo funciona 'normal', y ratificó que los datos oficiales definitivos sobre el nivel de adhesión se conocerán 'el jueves de la semana próxima'.

Lavagna explicó: 'mañana (viernes) se produce el cierre, justo cuando finaliza la operatoria de la Bolsa de Nueva York, alrededor de las 20:00 en Argentina'.

'A partir de ahí empieza, como sucede en una elección, el proceso de ordenamiento de las cifras, que seguramente se difundirán el jueves de la semana que viene', añadió.

Luego, en otro encuentro con la prensa, el titular del palacio de Hacienda afirmó que en la Argentina 'comienza una etapa donde hay que consolidar lo logrado tras la crisis' y 'trabajar mucho para hacer más denso el tejido industrial y comercial'.

Al poner en funciones a Miguel Peirano como nuevo secretario de Industria, Lavagna destacó que para comenzar esta nueva etapa 'están dadas las condiciones externas y también hay capitales, a pesar de las limitaciones financieras de la Argentina'.

Esta semana se registró la entrada de fondos de inversión de Estados Unidos y Europa, con un importante caudal de bonos en default y que en las últimas horas desembarque en el canje la mayoría de los bancos de inversión que tienen en su poder títulos.

Esos bancos recomendaron abiertamente a los bonistas que adhieran al canje, descontando que su resultado reflejará una alta adhesión, de entre el 70 y el 85 %.

Sin ir más lejos, un informe del banco suizo-norteamericano Crédit Suisse First Boston destacó: 'recomendamos presentar los bonos en default en la reestructuración'.

En la misma línea se expresó el alemán Deutsche Bank: 'los inversores deberían entrar al canje', consideró a través de un documento.

Guillermo Mondino, economista jefe para América Latina del banco de inversión Lehman Brothers, aseguró que el ingreso al canje 'será mayoritario, según la percepción que tenemos de los inversores tanto en Nueva York como en Londres'.

Mondino dijo que el mercado descuenta que el canje será exitoso, y que por eso 'está mirando para adelante, analizando cómo son los nuevos bonos a emitir'.

De acuerdo con los últimos datos suministrados por la Caja de Valores, en el mercado local, la adhesión al canje alcanzó a prácticamente la totalidad de los que tenían bonos en default.