E

Figueroa tuvo el apoyo público del Gobierno nacional: varios ministros y el vicepresidente Daniel Scioli llegaron a Santiago para ayudarlo, pero no le alcanzó. El Gobierno, así, se enfrenta a un fracaso en el primer test electoral desde que asumió la presidencia Néstor Kirchner.

Cuando sólo faltaban escrutar unas pocas mesas, el Frente Cívico (la UCR con varios partidos menores) llevaba casi 7 puntos de ventaja. Atrás quedaban las esperanzas del peronismo en las mesas del interior.

Desde poco antes se habían desatado los festejos del Frente Cívico, que llenó las calles en medio de bocinazos, banderas y bombas de estruendo.

"Invito a que marchemos a la Plaza Libertad, como su nombre lo indica, a festejar por la libertad de Santiago del Estero" arengó Zamora las 22. En su discurso de autoproclamación, el intendente radical de la capital también dijo que "no hay vencedores ni vencidos" y que jamás buscaron "la derrota de nadie". Una clara referencia a Kirchner.

Y en lo que pareció un mensaje directo sobre la historia de los últimos 50 años en Santiago, aseguró que "hemos enarbolado la bandera de Santiago y vamos a gobernar para todos sin exclusiones".

Media hora antes, el peronista Figueroa también se había proclamado ganador y convocó a los festejos en la sede partidaria. Sin embargo, y por primera vez en varios días, se empezaron a ver caras largas y contrariadas entre los peronistas que antes rebosaban entusiasmo.

"En lugares del interior donde siempre ganamos por 3.000 votos, ahora sólo sacamos una diferencia de 300. Nos fallaron los intendentes", se lamentó una fuente del PJ. Es que el peronismo tuvo excesiva confianza en las zonas rurales, donde siempre mostró supremacía.

Le fue mejor a la UCR, que tenía sus votos capitalinos asegurados —por muy amplia diferencia— y fue a buscar más al interior, donde consiguió ganar algunos distritos y achicó diferencias en otros departamentos.

En la sede del Frente Cívico se mostraron varios líderes nacionales de la UCR. Estuvieron en los festejos el jefe radical Angel Rozas, y los senadores Mario Losada y Gerardo Morales, entre otros. También se vio en los festejos a Eduardo de la Rúa (sobrino de Fernando), a Miguel Pesce —primer ministro de Economía del interventor Pablo Lanusse, actual vice del Banco Central— y a José Luis D''Hipólito actual ministro de Economía de la intervención, denunciado por ayudar a financiar la campaña de Zamora pero aún en el Gobierno.

Un exultante Rozas le dijo a Clarín que el triunfo "es una bocanada de aire fresco para todos los radicales, el inicio de la reconciliación de la UCR con la Argentina en esta etapa de reconstrucción nacional".

"Se inicia un nuevo tiempo en la UCR, de esto no hay duda", completó Rozas. Tras las últimas elecciones presidenciales, cuando hace sólo dos años sacó poco más del 2 por ciento de los votos, el radicalismo estaba en caída libre a nivel nacional y parece recuperarse justo en una provincia históricamente peronista.

Hace apenas un año, Kirchner había decidido la intervención federal a todos los poderes de la provincia, desplazando del poder al veterano caudillo Carlos Juárez (quien lo había apoyado en la presidencial de 2003). Designó para eso al ex fiscal Pablo Lanusse, quien logró reencauzar a la provincia y puso en marcha las elecciones.

Una alta fuente del PJ daba anoche la razón más profunda de su amargura: "Perdemos esta provincia y no le recuperamos más. Será como Catamarca o Chaco", reflexionó.